Boca tuvo que guardar en silencio todo el cotillón y los globos que había sacado para festejar por su condición de puntero, porque a la hora de jugar River disfrutó de un baile descomunal y terminó brindando por una victoria resonante, con todas las luces, para ponerse también a tiro en un torneo de locos. Al final fue un 3 a 1 con sabor a “precio” para el local, porque si bien en algún momento el líder se puso a tiro del empate, lo cierto es que en el global de los noventa 90 el Millonario fue muy superior, tanto individual como colectivamente.
De los dos, River fue el único que entendió la importancia de un partido clave, y así lo demostró en el campo de juego. Con orden y personalidad se llevó por delante a Boca, sobre todo en el primer tiempo, y de la mano de un inspirado Gonzalo Martínez desnudó todo lo malo que se venía viendo en el equipo de Barros Schelotto, sostenido en la punta más por indecisiones de sus seguidores que por méritos propios.
El Pity, entonces, junto a la potencia de Lucas Alario, la velocidad de Sebastián Driussi y el liderazgo de Leonardo Ponzio, fueron demasiado para un Boca plagado de errores, sobre todo en defensa, que quedó expuesto ante cada ataque de la visita. Así recibió un primer cachetazo en una volea de Martínez, y enseguida otro por una gran definición de Alario, pero entre medio de un tanto y otro despilfarró otras dos situaciones claras que podrían haber dejado la cosa en goleada. Sin embargo despilfarró mucho, y Boca, en un tiro libre raro de Fernando Gago, encontró un descuento impensado.
El complemento fue otra cosa, porque River reguló y le dio la pelota a un Boca sin ideas, que fue como pudo al ataque, pero dejando enormes espacios atrás para la contra. Y así, desde esa ilusión óptica, tuvo el empate dos veces con Benedetto y otra con Peruzzi; pero también quedó cerca del golpe de nocaut con una de Nacho Fernández y otra increíble de Auzqui. Al final, tras una mala entrega de Gago, llegó el tercero de Driussi y las cosas en su lugar.
No hubo lugar para la hazaña de un Boca que mostró su peor cara, ayudado por las malas decisiones del técnico, y sí para la justicia, que quedó de la mano de un River que se dio un gusto grande y potenció sus chances de pelear el título.