Con un gol de Manuel Lanzini, River venció a Boca 1-0 en La Bombonera, sigue en carrera en la Liga, llega entonado a la revancha con Colo Colo y dejó a su eterno rival con muchas dudas.
A Marcelo Gallardo la apuesta le salió redonda. Dispuso un equipo mixto para jugar el Superclásico en La Bombonera y River terminó venciendo a Boca por 1-0, mantuvo, al menos, la distancia con el puntero, Vélez Sarsfield, y llega de la mejor manera a la revancha ante Colo Colo del próximo martes por un lugar en la semifinal de la Copa Libertadores.
Manuel Lanzini, a los 20 minutos de la primera mitad, le dio la victoria al equipo de Núñez, que fue eficaz en ese segmento inicial y defendió bien en todo el encuentro ante un adversario que sigue sin encontrar una línea futbolística y ha caído en un cono de sombras del que no puede salir.
Boca, cuyos jugadores se fueron del campo de juego insultados por muchos de sus hinchas, quedó a una distancia importante en el torneo, se aleja de la zona de Copa Libertadores en la tabla anual y solo puede soñar con la Copa Argentina en la que se encuentra en cuartos de final.
En el cierre, en una jugada extraña, Milton Giménez niveló las cosas pero el árbitro Nicolás Ramírez, de discreta actuación, anuló la conquista por un roce en la mano del exBanfield después de que la pelota se desviara en su cuerpo. Pareció correcta la decisión, aunque los árbitros tendrán que unificar criterios, ya que si la pelota hubiese pegado en un defensor, el juez habría considerado un toque anterior en el cuerpo y no hubiera cobrado la mano.
Tras esa acción vio la segunda amarilla Cristian Lema, por protestar.
Apenas unos minutos le duro el dominio a Boca Juniors en los 45 iniciales. El equipo xeneize fue puro ímpetu en ese lapso pero le faltó fútbol, como le viene ocurriendo desde que el certamen se reinició. Evidentemente, la baja de Equi Fernández dejó un vacío grande.
River, con varios suplentes, sobre todo de mitad de cancha hacia adelante, se fue acomodando de a poco y no tuvo mayores problemas para controlar a su rival. Y además fue mucho más prolijo con la pelota, y más eficaz.
Sobre los 20, tras una salida de su propio campo, Lanzini le ganó un duelo a Ignacio Miramón y habilitó por derecha a Facundo Colidio, quien desbordó y sacó un remate potente que fue rechazado hacia el medio por Sergio Romero. La pelota le quedó servida a Lanzini, quien venía acompañando, y la empujó a la red.
Boca sintió el golpe y por más que intentó llegar al arco defendido por Franco Armani no lo pudo hacer frente a un rival que, con línea de cinco defensores, se agrupó bien en su área, aunque brindándole libertad a los volantes xeneizes.
Sin embargo Boca no tuvo fútbol en esa parte inicial. Abusó de los centros, atacó más por derecha -Advíncula no tuvo un buen partido- que por izquierda, el sector más fuerte que tiene, y los delanteros casi no la tocaron.
De hecho fue River el que tuvo una chance más de aumentar en un contragolpe que salvo providencialmente Marcos Rojo después que Romero, fuera del área, intentara despejar un balón y le pifiara, con Colidio al acecho.
En el complemento Boca creció con el ingreso de Exequiel Zeballos, pero le faltó contundencia. Tuvo un par de chances en los pies del Chango, en un tiro libre de Zenón que atajó Armani y en un zurdazo de Advíncula que pegó en el travesaño. Falló en la definición y lo pagó con la derrota.
River también pudo liquidarlo de contra, pero el colombiano Miguel Ángel Borja entró con la pólvora mojada. Atrás, con la defensa titular completa más Leandro González Pírez, se defendió bien y se llevó tres puntos de oro, más que nada por la inyección anímica que representan para lo que viene.