Los tiempos de Marcelo Gallardo y Rodolfo D'Onofrio ya son los tiempos más importantes de la historia de River Plate; por trascendencia, por títulos, por sus triunfos ante Boca, por renombre internacional y porque ha conseguido poner en la galería de los ìdolos millonarios a una camada de jugadores que parecen haber sido toda la vida del Millonario.
Luego de los oscuros tiempos del descenso, de golpe, en el desierto de ese año que fue una enorme pesadilla, se inició una resurreción pocas veces vistas en el historia del fútbo mundial. Desde aquel torneo local que ganó Ramón Díaz con el inicio de la gestión de D'Onofrio, la vida de River se convirtió en un cuanto de hadas repleto de finales felices que tuvieron su primer capítulo en aquel cruce contra Boca en la Copa Sudamericana 2014, cuando lo eliminó y empezó a edificar el mito y la prepotencia ganadora.
El gol de Leonardo Pisculichi en el Monumental, luego el llanto de Gallardo con el recuerdo de su mamá que había fallecido hacía poco y el título internacional después de casi una vida sin poder tener una alegría con aires continentales, quedaron como una marca imborrable. Pero lo que nadie supo en ese momento es que sería el punto de partida.
Gallardo se convirtió en el ídolo más grande de la historia de River
D'Onofrio - Gallardo, la fórmula que no para de ganar
Porque al año siguiente le vino el turno a la Copa Libertadores, el título más esquivo de la historia del club. Sólo dos copas había conseguido River en casi 40 años. Cómo iban a soñar que conseguiría la misma cantidad en sólo 4 años y para mayor locura eliminado en ambas a Boca, primero en octavos y luego en la final, como sucedió esta vez en Madrid.
Más gloria y trascendencia internacional hubo con el Mundial de Clubes y esa foto del 2015 con la final ante un Barcelona que el mundo aun recuerda. La vida en ese camino continúa, porque quizá ahora deba jugar ante el Real Madrid si llega al final del torneo intercontinental que arranca el 18 de diciembre. La prepotencia ganadora querrá seguramente esta vez no ser un simple partener y alzarse también como el más grande del mundo.
Los nombres y los equipos de estos tiempos son unos cuantos y están listos y empilchados para entrar al museo y la fiesta de las grandes epopeyas. Estos años de Gallardo, de Jonatan Maidana, de Leonardo Ponzio y del Pity Martínez, para nombrar algunas figuras, ya no necesitan nada más para sumarse al tren de la victoria como aquellos de la Máquina en los 40, a los del juego bonito de fines de los 70 cuando se cortó la racha negra y al del “Tricampeón” de los 90.
Los más de 100 años de vida que tiene River se fueron escribiendo a fuerza de grandes trofeos, vueltas olímpicas, ídolos, partidos y etapas de oro. Sin dudas, ésta que anda tan viva, será la más brillante de todas esa páginas. Y si alguna vez Gallardo dijo que la “noticia no tape la historia”, ahora son días donde la noticia es la que le pone el título a la historia.
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