Dirigido por Manuel Giúdice, Independiente fue el primer equipo argentino en ganar el máximo certamen sudamericano de clubes. En semifinales eliminó al Santos -que no pudo contar con Pelé en esos choques de ida y vuelta- y en la final, frente a Nacional de Montevideo, hizo un negocio perfecto: empate sin goles en el Centenario y victoria por 1-0 (gol de Mario Rodríguez) en Avellaneda.
Las semifinales cruzaron a poderosos del continente (Independiente-Boca, Peñarol-Santos) y necesitaron sendos desempates. En la final contra Peñarol, el Rojo se impuso 1-0 de local con gol de Raúl Emilio Bernao y el Aurinegro ganó 3-1 en Montevideo (Vicentito De La Mata anotó el descuento para Independiente), por lo que hubo tercer partido en Chile. Allí, Independiente goleó a los uruguayos 4-1, con tantos de Pérez en contra, Bernao, Roque Avallay y Osvaldo Mura.
Independiente terminó primero en su grupo durante la fase inicial y repitió en la zona de semifinales, que compartió con San Pablo y Barcelona de Ecuador. El bravo Universitario de Perú fue su rival en la instancia decisiva. Y tras una igualdad sin goles en Lima, el 24 de mayo llegó la consagración en el estadio de la doble visera, a través de un 2-1 que tuvo dos conquistas de Eduardo Maglioni. Percy Rojas, delantero que años después vestiría la camiseta roja, descontó para Universitario.
Independiente se sumó directamente a semifinales, ganó su zona -ante San Lorenzo y Millonarios- y enfrentó en la final a Colo Colo. Empataron 1-1 en Avellaneda (Mario Mendoza, el gol local), 0-0 en Santiago y el desempate arrojó un triunfo rojo por 2 a 1 en tiempo suplementario. Mendoza y Miguel Angel Giachello convirtieron para el tetracampeón de América, que esa noche tuvo como novedad el debut internacional de un jovencito que haría historia: Ricardo Bochini, quien ingresó en reemplazo de Maglioni.
El trofeo se disputó en dos encuentros entre Olimpia de Honduras e Independiente, pero ambos en tierra hondureña. El equipo argentino, dirigido por Humberto Dionisio Maschio, ganó 2-1 el partido de ida en San Pedro Sula (Alejandro Semenewicz y Eduardo Maglioni) y 2-0 la revancha en Tegucigalpa, con goles de Maglioni y Agustín Balbuena.
Para cerrar un año espectacular, el título mundial de clubes engrosó la colección de éxitos. Ajax, rey europeo, renunció a intervenir en la Intercontinental, por lo que el adversario de Independiente fue el subcampeón, Juventus. El 28 de noviembre, en el Estadio Olímpico de Roma, un golazo de Bochini, tras pared con su socio Bertoni, selló el inolvidable triunfo por la mínima diferencia. A los 2 minutos del segundo tiempo, cuando estaban cero a cero, Cuccureddu, de la Juve, desvió un penal.
En la definición contra San Pablo, Independiente perdió por 2 a 1 en Brasil -Hugo Saggioratto marcó el gol rojo- y ganó 2-0 de local, con tantos de Bochini y Balbuena. En el desempate, en Santiago de Chile, hubo dos héroes: Ricardo Elbio Pavoni, por haber marcado de penal el único gol del encuentro, y el arquero Carlos Gay, quien ya con el resultado 1-0 le atajó un penal a Zé Carlos promediando la segunda etapa.
Nuevamente Independiente afrontó los dos partidos como visitante, esta vez ante Municipal de Guatemala. El campeón de la Libertadores se impuso por 1 a 0 en la ida (gol de Bochini) y cayó por idéntico marcador en el segundo choque. En la serie de penales que definió la competencia, el equipo de Roberto Ferreiro no falló y, a través de los remates de Pavoni, Luis Giribet, Bochini y Ricardo Daniel Bertoni, logró la victoria por 4 a 2.
En semifinales, el Rojo estuvo al borde de la eliminación, pero un histórico 3-0 sobre Cruzeiro en la última fecha le entregó el pasaje hacia la final por mejor diferencia de goles que Rosario Central y que los brasileños. Contra Unión Española, la serie arrancó con derrota por 1-0 en Chile, se estabilizó gracias a un triunfo por 3-1 en la Argentina (Percy Rojas, Pavoni de penal y Bertoni, los goles) y se cerró con un 2 a 0 en Paraguay, donde los autores de los tantos fueron Ricardo Ruiz Moreno y Bertoni.
Frente al campeón de la Concacaf, Atlético Español de México, los dos encuentros se jugaron en Caracas y arrojaron sendos empates: 2 a 2 (goles de Bochini y de Hugo Villaverde para Independiente) y 0-0. Así, la definición se produjo por penales e Independiente ganó 4-2, producto de las ejecuciones certeras de Pavoni, Bertoni, Eleazar Soria y Víctor Arroyo.
Con una exquisita definición de Jorge Burruchaga, tras genial pase de Bochini, Independiente venció por 1-0 a Gremio en la primera final. La superioridad en el juego fue mucho más amplia que el resultado, tanto que la actuación roja en Porto Alegre recogió aplausos de los propios hinchas brasileños. En la revancha, un cero a cero en casa concretó la consagración del conjunto de José Omar Pastoriza.
Luego de recibir una habilitación de Claudio Marangoni, la corrida y el toque de José "Mandinga" Percudani, para convertir el definitivo 1-0 mano a mano con el arquero Bruce Grobbelaar, ya forman parte de las imágenes más gloriosas de la historia de Independiente. Fue en el estadio Olímpico de Tokio y ante el Liverpool inglés, el 9 de diciembre del ´84.
Tres brasileños -Santos, Gremio y Cruzeiro- quedaron en el camino hacia la final, donde Independiente, conducido por Miguel Brindisi, enfrentó al Boca de César Luis Menotti. Igualaron 1 a 1 en la Bombonera, mientran que la revancha y el título, en Avellaneda, quedaron en poder del dueño de casa con un 1-0 firmado por Sebastián Rambert, quien marcó los dos goles del ida y vuelta frente al Xeneize.
Aunque los protagonistas fueron argentinos -incluido el árbitro, Francisco Lamolina-, tuvieron que jugar muy lejos de nuestro país: en Japón. Un gol de José Tiburcio Serrizuela, a los 24 minutos del segundo tiempo, le dio la corona a Independiente frente al Vélez de Carlos Bianchi.
Con Flamengo como rival, como en la Sudamericana 2017, Independiente volvió a alzar el trofeo en su octava edición. El global de la final redondeó un 2-1: victoria por 2 a 0 en Avellaneda (goles de Javier Mazzoni y Cristian Domizi) y derrota por 1-0 en el Maracaná. Previamente, el campeón había superado a Santos, Atlético Nacional y River.
En la final ante Goiás, Independiente cayó por 2 a 0 en Brasil y pareció que se le esfumaban sus esperanzas de alcanzar la decimosexta estrella internacional. Sin embargo, ganó 3-1 la revancha (un tanto de Julián Velázquez, dos de Facundo Parra) y festejó junto a su gente en la definición por penales. Fue 5-3, con las conversiones de Maximiliano Velázquez, Facundo Parra, Leandro Gracián, Carlos Matheu y Eduardo Tuzzio.
Con un 2 a 1 en Avellaneda, y un empate en el mítico Maracaná, el Rojo volvió a gritar Campeón tras siete años sin alegrías. Meza y Gigliotti de local y Barco de visitante fueron los autores de los goles que consagraron al equipo de Holan.
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