Hacía años que San Lorenzo no ganaba un clásico y meses que no festejaba en casa. Esa mala racha terminó en la tarde del sábado en la que el Ciclón derrotó a Boca juniors 2-1, un resultado que se quedó corto considerando lo que se vio dentro del terreno de juego.
Marcos Rojo abrió el marcador para Boca a los 27 minutos del primer tiempo, igualando Agustín Giay diez minutos más tarde. En el complemento desniveló Adam Bareiro a los 9, quien luego desperdició un penal al desviar su remate.
Fue un buen triunfo del equipo de Rubén Darío insúa, que se cansó de desbordar por los laterales y complicó con diagonales que dejaron pagando a los dos centrales xeneizes. Un triunfo que entona y que los hinchas festejan más por la paternidad que tienen sobre el equipo de la Ribera.
Boca fue un equipo sin ideas que tuvo un par de chances en acciones de pelota parada pero nada más. Evidentemente la eliminación de la Copa Libertadores caló hondo en sus jugadores, que deberán reaccionar o la pasarán mal en lo que resta del 2022.
San Lorenzo mereció mejor suerte en los 45 minutos iniciales. Controló el juego, sobre todo en el último cuarto de hora, pero por la buena labor de Agustín Rossi y por esas cosas que tiene el VAR se fue al vestuario con el resultado nivelado en un gol por bando.
En el inicio, cuando Boca manejaba el balón, aunque sin profundidad, el Ciclón estuvo dos veces cerca de marcar. A los 8 lo tuvo Nahuel Barrios, pero el arquero xeneize se interpuso en su camino, y sobre los 19 volvió a salvar Rossi, esta vez ante Adam Bareiro, quien no supo capitalizar un error de los centrales visitantes.
Boca no llegaba, pero sobre los 27 obtuvo un premio excesivo. Una dudosa falta sobre el flanco izquierdo del ataque derivó en un centro de Sebastián Villa que, peinado por Rojo, decretó la apertura del marcador.
Lo más destacado fue el festejo del autor del gol que se sacó la banda de capitán y fue corriendo a abrazarse con Carlos Izquierdoz, extrañamente marginado al banco de suplentes.
A partir de ahí fue todo del local, que comenzó a complicar seriamente al equipo entrenado por Hugo Ibarra, desnivelando por las puntas.
Rossi salvó ante Ezequiel Cerutti a los 32, pero a los 37 no pudo evitar el empate pese a despejar hacia un costado un remate a quemarropas de Jalil Elías, cuyo rebote tomó el juvenil Giay y no perdonó con el arquero desparramado en el suelo.
Siguió siendo más el equipo de Boedo y sobre los 43 pudo ponerse en ventaja con un bombazo de Nicolás Fernández Mercau, que quebró la resistencia de Rossi. Pero el árbitro anuló la conquista tras revisar la jugada en el VAR por una falta de Siro Rosané a Alan Varela en mitad de cancha. Un foul que existió al inicio de la jugada y por la cual el infractor vio la tarjeta amarilla.
El complemento empezó con Boca generando más peligro que en el resto del partido. A los 2 un tiro libre de Óscar Romero fue rozado por Torrico y dio en el travesaño. Y enseguida se lo perdió Benedetto, quien no pudo darle bien a la pelota delante del punto del penal.
Pero en la primera clara el Ciclón volvió a golpear. Cerutti se coló entre los centrales, recibió un pase largo y sacó un centro bombeado que Bareiro cabeceó al gol ante un indefenso Rossi. Era justo.
El gol terminó de desequilibrar a Boca. A los jugadores y al tridente técnico encabezado por Ibarra, que sacó a Varela y Ramírez e hizo ingresar a Orsini y Zeballos. Entonces Boca quedó con un esquema 4-2-4, a la muy vieja usanza, y fue poco productivo. No ganó en profundidad y quedó totalmente mal parado en defensa.
Entonces, el equipo de Insúa siguió controlando el juego y hasta pudo aumentar con un penal que Rojo le cometió a Braida, una de esas infracciones que no se cobraban antes de la implementación del VAR y de las que hay a montones en cada fecha. Pero Espinoza la cobró y Bareiro la tiró afuera.
De ahí hasta el final, Boca, que tenía la obligación por estar un gol abajo, solo llegó con centros que no complicaron a la defensa azulgrana. Y San Lorenzo siguió lastimando por las bandas, pero sin poder concretar por el centro.
Ganó bien el equipo orientado por Rubén Insúa, que fue ampliamente superior y mereció una diferencia mayor. Boca deberá recomponer su imagen rápidamente, porque sus jugadores han perdido motivación y además el clima no parece ser el mejor. Y todavía falta bastante para que termine la temporada.