Ceferin es abogado y tiene 49 años. Nació en Ljubliana, la capital del país europeo, y su vínculo con el fútbol arrancó del otro lado del mostrador: era representante de deportistas profesionales. Después, empezó a funcionar como consejero legal en distintas instituciones deportivas. Recién en 2005 se metió en la directiva del KMN Svea Lena Litija, uno de los clubes de futsal más importantes de aquel país.
Desde entonces, su carrera política en el fútbol creció con la velocidad de un cohete. Un año más tarde comenzó a desempeñarse en el NK Olimpija Ljubljana, un club de fútbol. Se mantuvo hasta 2011, cuando lo eligieron como presidente de la Federación eslovena, un cargo que ocupó mientras era vicedirector del Comité Legal de la UEFA. Ese cargo, justamente, le permitió empezar a generar sus lazos políticos. Esos lazos políticos lo consagraron en el Congreso de Atenas.
Tuvo varios apoyos de peso. El primero fue Rusia. A través de Vitaly Mutko, ministro de Deportes, impulsó la candidatura de Ceferin. Rusia no es un país más: organizará el próximo Mundial. Y armó una buena relación con Gianni Infantino, el actual titular de FIFA. Rápidamente se acoplaron los países nórdicos, además de las potencias: Alemania e Italia, por ejemplo.
Ceferin llega a la presidencia de UEFA con varios objetivos. Uno es impulsar el fútbol femenino. El otro, combatir con "lo que lastima al fútbol": el doping y las apuestas ilegales.