Tardó cinco minutos en silenciar a la Doble Visera, la vieja cancha de Independiente: puso el 1-0 con una definición sutil, exquisita, ante la salida de Miguel Ángel Santoro. Aguantó —literalmente— 25 minutos: Dante Mircoli, uno de los delanteros del Rojo, le pegó una patada en el tobillo y lo sacó de la cancha. Al final, Pancho Sá igualó el primer encuentro.
En Amsterdaam, todo cambió. Los esfuerzos de Independiente fueron insuficientes. Ajax lo goleó por 3-0. Cruyff jugó, pero no convirtió. Los holandeses ganaron la Copa de Campeones de Europa y le huyeron a la revancha del año siguiente, en el '73: ambos conjuntos volvieron a ganar los torneos continentales, pero Ajax no quiso jugar la final Intercontinental. La patada de Mircoli fue una de las razones.
La selección argentina lo enfrentó dos veces. Ambas fueron en el '74. Una es recordada: en el Mundial de Alemania, en la segunda fase, Holanda vapuleó por 4-0 al combinado nacional, que no encontró la forma de parar a Cruyff. El futbolista que en ese entonces jugaba en Barcelona convirtió dos goles. La defensa argentina no pudo detenerlo en ningún momento del encuentro.
El 26 de mayo, un mes antes de ese choque, Argentina tuvo un aviso. En Amsterdaam se midieron en un amistoso preparatorio para la Copa del Mundo. Paseo: aunque Cruyff no convirtió en la goleada 4-1, se movió libre, como el eje del equipo. Quique Wolff hizo el único tanto argentino esa tarde.
En total, Cruyff se enfrentó cuatro veces con representantes argentinos. Falleció invicto: ganó tres e igualó uno, cuyo resultado estaba a favor de su equipo hasta que lo lesionaron.
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