Este Boca de Gustavo Alfaro sigue sin convencer desde el juego pero es implacable desde los números. Invicto en cinco partidos oficiales, esta vez volvió a cumplir con el trámite de ganar de local, y aunque es cierto que le costó superar a un duro Lanús, se terminó imponiendo nuevamente por la jerarquía de sus individualidades y por pequeños detalles que apuntan un crecimiento, como el de la pelota parada en ataque.
De movida todo fue complicado para el xeneize, ante un Lanús que defendía con cinco y se desplegaba con bastante gente cuando pasaba a atacar. Y en ese contexto, con escasos espacios y sin generadores de juego, el local sólo tuvo espasmos para preocupar el arco de Ibañez, sobre todo cuando la pelota pasaba por Darío Benedetto o por las subidas de Julio Buffarini.
Así lo tuvo en una escalada del lateral, que Almendra no pudo empalmar bien; en una pared construida entre “Pipa” y Pavón, que éste culminó en un remate que no fue ni centro ni tiro al arco; y en una volea del propio “Buffa” que se fue cerca.
Lanús, por su parte, prolijo en el trato de la pelota, tuvo la supremacía en la tenencia, pero le costó tener profundidad, la que recién pudo lograr en el complemento.
En esa segunda mitad, precisamente, en su cuarto de hora inicial, se vio lo mejor, dejando atrás ese primer tiempo deslucido. Boca sacó ventaja en una jugada calcada a la del gol ante Belgrano, por un corner de Zárate desde la derecha, que esta vez encontró la cabeza de Emmanuel Mas. Y casi sin dar respiro, en la réplica, en otro corner ejecutado por Pasquini, Andrada rechazó hacia el medio con los puños, Quignon devolvió de cabeza al área, y el eterno Pepe Sand, aguantando de espaldas, giró ante la marca de Mas y la clavó contra el palo derecho para establecer el empate.
Las dudas que se generaron en Boca apenas duraron dos minutos, porque tras un pelotazo de Lisandro López, Pavón desbordó por derecha, tiró el centro atrás para Zárate, y éste definió a la carrera pese a que la pelota se desvió en Carrasco.
Desde ahí, el partido entró en un ida y vuelta, con dominio de Lanús y contras locales, poniendo el resultado en suspenso hasta el pitazo final. Pero pese a soportar algún susto hasta el último suspiro, como en la tapada de Andrada contra el paraguayo Pablo Martínez, Boca pudo sostener la victoria anhelada. Una más, como para seguir escalando en la tabla y sumar confianza para crecer como equipo