El psicoanalista distingue distintas clases de temores, explica cuáles pueden ser tratados en el análisis y cuales son inevitables. Pero dice, además, que el famoso refrán muchas veces no es real y que vivir asustado suele ser un riesgo.
El psicoanalista y escritor Gabriel Rolón, quien se encuentra realizando la adaptación de su libro: Historias de Diván -en el Teatro de la Comedia, Rodríguez Peña 1062, de jueves a domingos- responde con la claridad, la lucidez y la sencillez que lo caracteriza a las distintas cuestiones que se le plantearon vinculadas con los miedos y con los temores que, en líneas generales, padecemos los seres humanos desde el principio de los tiempos.

 l ¿Qué es el miedo?

-En principio, es un modo de defenderse de una situación temida. En ocasiones, surge ante algo inesperado que nos encuentra sin respuesta psíquica para hacerle frente y, otras veces, en cambio, se da ante la posibilidad de un hecho que anticipamos.

l ¿Me podría dar un ejemplo?

-Desde luego, el miedo de un chico a que mueran sus padres. En ambos casos, es la reacción de una psiquis que duda de sus posibilidades de afrontar lo que ocurrió o puede suceder.

l Hay quienes sostienen que a los miedos se los debe combatir y otros aseguran que la vida está diseñada para aprender a convivir con los temores, ¿cuál es su idea al respecto?

-Lo que es claro es que existen miedos sanos y miedos que son irracionales. Sería una utopía querer controlarlos todo el tiempo e, incluso, en los casos de los miedos sanos, también resultaría un error. Cuando vemos un perro que muestra sus dientes nos alejamos. He allí un ejemplo de como ese miedo es saludable, porque nos protege de un posible daño real. Pero, en determinadas ocasiones, el miedo se vuelve patológico porque el temor aparece ante nuestra fantasía neurótica, o frente a hechos inevitables. Los primeros pueden resolverse con análisis, con los segundos el que genera el miedo a la muerte, por ejemplo- hay que aprender a convivir.

l En líneas generales, ¿qué atemoriza más a la gente: aquellas cuestiones vinculadas con la realidad cotidiana, la incertidumbre que suele generar el futuro o las situaciones no resueltas que se arrastran desde el pasado?

-Para el psicoanálisis no existe "la gente". Cada sujeto es único e irrepetible y sus miedos serán tan propios que a alguno podrá asustarlo el futuro, a otros, cosas del pasado e incluso hay quienes temen cosas que jamás podrán ocurrir.

l ¿Qué reflexión le merece la sentencia que asegura que: "El miedo no es zonzo"?

-En determinadas ocasiones, el miedo no solamente es zonzo sino fatal.

l ¿Los refranes contienen una dosis de verdad?

-El problema con los dichos populares es que buscan hacer leyes generales de cuestiones acotadas. En el ejemplo del perro, ese refrán encajaría perfectamente. En el temor de un celoso que arma traiciones que no ocurren, no es aplicable.

l En términos reales y concretos, ¿es posible erradicar un miedo o un temor?

-El análisis intenta trabajar sobre aquéllos miedos que pueden erradicarse. Y de hecho, muchas veces lo logra.

l ¿Los miedos atraviesan sexo, raza, religión, posición económica, cultural y social?

-Absolutamente. Toda persona puede tener miedo, independientemente de esas variantes que estás planteando.

l Normalmente, ¿de qué nos puede llegar a privar sentir temor o miedo?

-Los miedos puede llegar a impedir disfrutar, trabajar, experimentar del placer o, en ocasiones, hasta pueden privar del futuro. No se puede generalizar. Todo depende de cada caso.

l ¿Cuál es la conducta más adecuada que se debe tener cuando un ser querido confiesa que tiene miedo?

-Escucharlo, contenerlo, en la medida de lo posible y, si notamos que no basta con esto, aconsejarle una consulta profesional.

l ¿Existe una distinción real y concreta entre temor y/o miedo y entre pánico y/o terror?

-Por supuesto que sí. Es una cuestión de grados. No es lo mismo el pánico, que es el miedo llevado a un extremo que inmoviliza, que un miedo leve o moderado.

l ¿Los miedos se transmiten de generación en generación? ¿De padres a hijos?

-No siempre ocurre de ese modo, pero es algo que puede suceder. Depende del grado de identificación de una persona con su familia.

l Por último, cuando se siente miedo, ¿es imprescindible tratar de expresarlo?

-En rigor de verdad, existen diferentes maneras de expresar algo. Si la expresión es saltar por la ventana, no. Si la forma de comunicarlo es la palabra, sí. Simbolizar lo que angustia siempre ayuda.

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