Especialmente entre los jóvenes en situaciones de vulnerabilidad, sostener el primer trabajo formal se hace difícil sin acompañamiento. Hay fundaciones que se ocupan de eso, y de afianzar el vínculo entre los nuevos empleados y las empresas.
Sostener el primer trabajo formal cuando nadie del entorno inmediato ha logrado acceder a esa oportunidad, requiere de mucho esfuerzo. Acompañar a jóvenes que logran ese crecimiento es fundamental para evitar frustraciones y lograr empleos sostenidos en el tiempo que transformen su vida.
“En los primeros meses me quedaba un poco más del horario laboral porque tenía miedo de perder el empleo”. Así, Joaquín García comienza a contar lo que sintió en su primera experiencia laboral formal.
Ingresó a trabajar en una empresa de turismo, como desarrollador de tecnología. Es la primera persona de su familia en tener un empleo formal y, además, en un puesto que le gusta.
Como Joaquín, miles de personas se enfrentan todos los días a dudas sobre cómo comportarse en el mundo laboral. Mucho se habla del desempleo juvenil o de la alta tasa de informalidad en la que se encuentran insertos, pero poco se advierte acerca de la trascendencia de acompañar ese primer empleo formal.
La expectativa y la importancia del trabajo suelen generar inseguridades y ansiedades respecto a qué decir, si algo se puede o no preguntar, o a quién dirigirse.
Joaquín recuerda que, una vez afianzado en su trabajo y gracias al acompañamiento que recibió, en caso de tener alguna duda o inconveniente, aprendió a consultar y a pedir ayuda. “No me estreso más por ese tema. Tampoco hay que pensar que uno tiene que saber todo”, dice.
Aquellos jóvenes que no tienen en su entorno un adulto que pueda guiarlos y al que puedan consultarle, generalmente se sienten incómodos o en falta, lo que puede llevar a una renuncia precoz.
Jorgelina Fernández Valenti, responsable de Recursos Humanos de la empresa donde trabaja Joaquín, comenta que ellos siempre acompañan a sus colaboradores los tres primeros meses. “Cuando las personas ingresan, si no tienen esa guía, se pueden comportar de una manera incorrecta para la cultura de la compañía, o sentirse solos”.
Desde el punto de vista de las empresas, es fundamental acompañar a esos primeros empleos, acercarles las formas de hacer, ser claros con las tareas a realizar y poder generar un ambiente en donde los empleados se sientan cómodos para aprender y desarrollarse.
Emanuel, jefe de producción de una reconocida fábrica de productos químicos y pinturas, reconoce que el acompañamiento siempre tiene que estar. “Si no la gente se va a otro lado y, no sólo se pierde tiempo y dinero en inducción, sino que lo más importante es que se pierden recursos humanos valiosos”, afirma.
Si bien para cualquier persona el adaptarse a un nuevo entorno representa un desafío, ya que se enfrenta a vínculos nuevos, lugares desconocidos y otras formas de hacer y mirar el mundo, para aquellos jóvenes que viven situaciones de vulnerabilidad socioeconómica, el desafío es aún mayor. El acompañamiento en el primer empleo los ayuda a desarrollar herramientas que le servirán luego para consolidarse en sus trabajos.
Actualmente, el mundo laboral se encuentra cada vez más fragmentado. Cuando prima lo inmediato, lo cambiante y el volver a empezar, poder encontrar un trabajo en donde sentirse cómodo y prime el querer quedarse, desarrollarse y aprender, puede ser un oasis de estabilidad. Para ello, es fundamental que los jóvenes que recién están iniciando sus recorridos cuenten con referentes que los guíen y les enseñen sobre cómo moverse en el tan incierto mundo del trabajo.
Pablo Romero tiene 23 años y consiguió sus primeros empleos a través de la plataforma de la fundación Empujar. “Aprendí a cómo armar mi currículum de manera correcta y a comunicarme en las entrevistas laborales. Sin ese acompañamiento que obtuve de la fundación no sabría a quién consultar o cómo explicar mis dudas”, expresa.
Empujar capacita y acompaña en la búsqueda laboral a más de mil jóvenes por año. El 56% obtiene un trabajo formal luego de la capacitación y, quienes ingresan en sus primeros empleos registrados a través de la conexión y puente que genera la fundación con empresas de la red, son acompañados.
Durante los primeros seis meses de ese sostén, se les acerca diversas herramientas como la de finanzas personales y comunicación, para que logren sortear con éxito la inserción, generen autonomía y logren crecimiento personal y laboral.
“Hace tiempo veníamos observando que varios de los jóvenes que ingresaban a trabajar eran desvinculados de sus puestos de trabajo por falta de comunicación entre el empleado y el empleador”, sostiene Belén Repetto, responsable del área de Empleos de Empujar. Y agrega: “Por eso, diseñamos un proceso de acompañamiento en donde estamos en permanente contacto con los jóvenes, pero también con las empresas. Es fundamental que el empleador entienda que un primer empleo requiere muchas veces de ciertas acciones específicas, espacios de feedback. Nadie nació sabiendo. Sensibilizar a las empresas es fundamental para lograr que esa inserción llegue a buen puerto y ganemos todos”, concluye.