Radio Rivadavia, con un staff pletórico de figuras, supo ser la emisora líder durante décadas y en el 630 del dial se clavaban oyentes por doquier, con una variopinta audiencia que incluía desde tacheros, oficinistas, amas de casa y hasta los hinchas de fútbol que la sintonizaban desde la portátiles que pegaban en el oído desde las populares de distintas canchas.
Lejos del éxito de antaño, la emisora vive hoy días difíciles y acaba de presentar la quiebra luego de una demanda millonario de SADAIC, por la morosidad del pago de los derechos de autor.
En medio de esta crisis, que también afecta a otros medios de ese calibre, El Negro González Oro, una de las figuras del relanzamiento, que tuvo la programación este año, puso las cara por los hermanos Guillermo y Fernando Whpei, actuales dueños de la histórica AM, y hasta encendió una defensa de su gestión, echando culpas sobre los anteriores propietarios.
Al margen de este presente brumoso, en sus tiempos de gloria Rivadavia aglutinó a los grandes de la radiofonía argentina, en tiempos en los que este medio no estaba contaminado por meros paracaidistas y en los que para sentarse frente a un micrófono era menester exhibir auténticas virtudes radiofónicas, casi de manera excluyente.
Entre tantos ciclos notables, en 1966 Antonio Carrizo comenzó el histórico “La vida y el canto”, que se mantuvo dos décadas en el éter. El locutor oriundo de Villegas supo sintetizar en su ciclo a la cultura popular, como el tango, el fútbol, y con momentos más elevados, como las largas charlas que mantuvo en ese ciclo con Jorge Luis Borges, que quedaron en los anales de la radiofonía argentina.
El nivel cultural de Carrizo, forjado de manera autodidacta, le permitía pasar de un tema a otro con total naturalidad, acompañados por su grata verba florida y por su fino gusto para musicalizar el programa.
A Carrizo, que comenzaba al mediodía con su programa, le da el “pase” Héctor Larrea, que comenzaba a las 7 con su programa “Rapidísimo”, otros de los ciclos históricos de Rivadavia.
El nombre del programa le hacía honor al contenido y fue el fundador del formato magazine en radio. Sin que nadie se pise (moneda corriente hoy día) y sin cometer el pecado de un bache, el ciclo tenía un ritmo “bien arriba” con actualidad, móviles, deportes, humor y la presencia de desatados columnistas. Incluso, fue la cantera de nóveles periodistas y locutores que luego hicieron su propio camino.
Las locutoras Rina Morán y María Esther Vignola iban más allá de decir la hora y la temperatura y fueron las socias indispensables del “Vasco” al aire. Larrea mostró sus dotes de gran conocedor de tango y cada programa se abría religiosamente con un tema de Carlos Gardel.
El Maestro Osvaldo Pugliese fue un frecuente invitado a “Rapídisimo” y solía acudir en el día de su cumpleaños, mientras un tendal de tacheros se agolpaban en la esquina de Arenales y Pueyrredón para llevar, gratis por supuesto, al autor de “La Yumba” hasta su casa de Villa Crespo.
“El rotativo del aire de Radio Rivadavia”, con su cortina característica, fue otro de los sellos distintivos de la emisora y cada media hora irrumpían sus engolados locutores para refrescar las noticias, en tiempos de menor inmediatez informativa.
Otro de los clásicos de Rivadavia fue “La Oral Deportiva”, una tira que salía al aire en horario vespertino y que estuvo conducida durante décadas por José María Muñoz. “El Gordo” también era el relator principal de la transmisiones futboleras, que tomaban la posta de la cobertura de la jornada automovilística de “Campeones”.
También pasaron por Rivadavia Alejandro Dolina, Pepe Eliaschev, Enrique Llamas de Madariaga, Ruben Aldao, Eduardo Colombo, Magdalena Ruíz Guiñazú y Mónica Guitiérrez, entre otros.
Además, fue pionera en el inicio de las FM, en el 103.1 del dial, y desde los albores de los ’70 se podía escuchar a un joven Juan Alberto Badía destilando su amor incondicional por Los Beatles y también difundiendo al emergente rock argentino.
Rivadavia cedió su liderazgo entrados ya los ’90 y otras emisoras coparon la parada, ya con una difusa división entre el estilo clásico de la AM y FM. El 630 del dial, en las vísperas de cumplir 90 años en el aire, no vive sus mejores días y sus trabajadores, tampoco.
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