Con el objetivo de abastecer de energía eléctrica a zonas alejadas de los centros urbanos o de polos fabriles y cumplir un rol clave en la transición hacia una matriz energética “limpia y sustentable”, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y más de mil empresas argentinas trabajan en la puesta en funcionamiento del primer reactor nuclear diseñado y construido en el país.
Su nombre es Carem 25 y se trata de un prototipo que se desarrolla en un predio de la ciudad de Lima, provincia de Buenos Aires, lindero a las centrales nucleares Atucha I y Atucha II, que fue acondicionado no solo para convertirse en el sitio de emplazamiento del reactor, sino también en un polo tecnológico nuclear.
“El Carem es un tipo de reactor Small Modular Reactor (SMR) - pequeño y modular- que tendrá una capacidad de generación de 32 MW eléctricos, lo que equivale a alimentar a una ciudad como Bariloche”, destacó Sol Pedré, gerenta del proyecto Carem.
La especialista es doctora en Ciencias de la Computación (UBA) y vive en Bariloche desde 2013, donde está buena parte de la ingeniería del reactor. Si bien ya venía trabajando en el proyecto, desde hace poco más de un año se desempeña como gerenta a cargo.
Este tipo de reactores SMR “están despertando mucha atención en el mundo”, destacó Pedré, porque se pasa a una “fabricación modular que permite hacer más repetitivos los procesos de fabricación y así bajar los costos de instalación”.
Además, recalcó, son de “una generación superior en cuanto a su seguridad a través de sistemas pasivos”, lo que implica que están pensados para “actuar sin intervención de un humano”.
Pero estos reactores también despiertan la atención en el mundo porque “además de producir energía eléctrica tienen la potencialidad de insertarse en otros campos necesarios para la descarbonización (proceso de reducción de emisiones de carbono a la atmósfera)”, añadió la especialista.
Además de ser el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en la Argentina, tiene una gran proyección para el abastecimiento eléctrico de zonas alejadas de los grandes centros urbanos o de polos fabriles e industriales con alto consumo de energía (incluyendo la capacidad de alimentar plantas de desalinización de agua de mar).
En el marco de mostrar la soberanía energética y tecnológica del país, la idea también es vender el Carem a otros lugares del mundo.
El edificio que contendrá al Carem comprende una superficie de 18.500 m2, de los cuales alrededor de 14.000 m2 corresponden al llamado ‘módulo nuclear’, el sector que incluye la contención del reactor, la sala de control y todos los sistemas de seguridad.
Fuente: Télam.