Con mate en mano, al resguardo del calor y con las mesas de bares y quioscos de revistas vacíos, cientos de turistas afrontaron ayer, en la terminal de ómnibus de Retiro, el aeroparque Jorge Newbery, y hasta en las autopistas porteñas las largas filas para enfrentar el éxodo que cada verano deja desierta la Ciudad.
En Mar del Plata, las 66 mil plazas hoteleras registran un 64% de reservas para el fin de semana largo por los festejos del Año Nuevo, según informó el Ente Municipal de Turismo (EMTUR) de esa localidad balnearia.
La titular de ese organismo, Gabriela Magnoler, señaló que a esa ocupación “hay que sumarle las llegadas espontáneas de los turistas que desean comenzar el año frente al mar”.
Magnoler estimó que el hecho de que el lunes próximo sea feriado por Año Nuevo, con lo cual el fin de semana pasa a ser largo, “beneficiará a Mar del Plata con el incremento de la actividad turística”.
La funcionaria sostuvo que la llegada de turistas comenzó a intensificarse ayer y manifestó que por ese motivo “esperamos superar el 70% de ocupación hotelera” a partir de hoy.
La presidenta del EMTUR destacó que “los turistas encontrarán una ciudad con una amplia oferta gastronómica y hotelera y también con muchas actividades para disfrutar al aire libre y en forma gratuita”.
Por último, la máxima referente del turismo marplatense enfatizó que “las altas temperaturas que se registran en los últimos días ayudan a que lleguen más turistas”.
En Retiro, niños pequeños y grandes leyendo en el piso, con tablets, galletitas y mate amainaban las demoras, mientras los locales de regalos, de ropa deportiva, alfajores y bares permanecían casi vacíos.
“Voy a festejar año nuevo a Choele Choel y ya me quedo dos semanitas. Voy a ver a mi hijo, nuera y nieto y estoy feliz”, comentó risueña a Télam, Elba Jiménez de 74 años, de la localidad bonaerense Don Torcuato, a la vez que buscaba el andén correspondiente a su ómnibus en la Terminal de Retiro.
Mientras, un vendedor que desde hace 20 años se ocupa del quiosco de revistas, caminaba de un lado al otro y se ocupaba de orientar a los transeúntes que preguntaban por el baño o lugares donde cargar crédito para el celular. “Mucha más gente que el año pasado, pero nadie compra nada”, se quejó Mariano.
A la vez, María, de 31 años, del barrio porteño de Almagro, aguardaba en una larga fila de personas -con botella de agua fría en mano- para viajar a Pinamar junto a su amiga cordobesa, Fernanda de 33 años.
“Somos amigas de la facultad, nos encontramos acá y vamos a festejar el Año Nuevo en el mar y disfrutar unos días”, comentó María, sorprendida por la cantidad de gente.
“Hace varios días que circula mucha gente pero nadie consume, a la tarde suele haber un poco más de ventas pero nada llamativo”, comentó Lisa, vendedora de un puesto de una reconocida marca de alfajores, quien aguardaba el paso de las horas mirando su celular.
En cambio, en el aeroparque Jorge Newbery, eran varias las familias que preparaban para ocupar con ricos desayunos y bebidas frescas las mesitas que ofrecían esta mañana los bares con vista a la avenida Costanera Rafael Obligado.
“Siempre nos vamos para Año Nuevo, esta vez elegimos festejar en Santiago de Chile y una semana en el Desierto de Atacama para pasar nuestras vacaciones”, contó Norma de 42 años junto a su madre de 74, mientras esperaban su turno para el check-in en una larga fila.
Mientras Valeria de 30 años aguardaba junto a su hija de 10 para abordar un avión rumbo a Bahía (Brasil) y celebrar allí el comienzo de año, otras quince amigas de un colegio de Recoleta, entre 20 y 21 años, se alistaban para volar solas a Río de Janeiro.
“Hace cuatro años que viajamos para festejar el año nuevo a la costa argentina, Pinamar. Esta vez nos vamos a Río y después diez días a Isla Grande”, comentaron Guadalupe y Delfina, al tiempo que recordaron entre risas las recomendaciones de sus padres: “que estemos siempre en grupo” y “que tengamos cuidado con el alcohol”.
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