A 10 años del incendio del boliche República Cromañón, se cuentan historias dramáticas que ni la justicia ni el paso del tiempo han logrado restañar. La falta de estado -ya sea en las fallas evidentes que ocasionaron la tragedia y con posterioridad no garantizaron un acompañamiento terapéutico a las víctimas- y de justicia resultaron, a la postre, un combo fatal.
Grupos de familiares y sobrevivientes recuerdan que en lo que para ellos ha sido, sin dudas, una"década perdida" 16 padres de víctimas murieron a causa de enfermedades devenidas del dolor y la angustia y que unos 23 jóvenes que lograron salir del infierno de Cromañón se suicidaron por falta de asistencia y contención.
Nilda Gómez es una de las caras más visibles de las marchas por justicia que protagonizan "los padres de Cromañón". Su hijo Mariano Benítez (20) fue una de las 194 víctimas fatales. "Vivimos una gran injusticia. Ahora esperamos una doble condena con el fallo que en marzo debe dar Casación para saber, por ejemplo, si los músicos de Callejeros vuelven o no a la cárcel. Son responsables, los únicos que los defienden son los familiares que tienen vínculo sanguíneo con ellos y una sola familia de víctimas", cuenta la mujer a este diario.
Ayer se inauguró la peatonal en homenaje a las víctimas en Mitre entre Jean Jaures y Ecuador, detrás del histórico santuario. "Fue la conquista después de una larga, por no haber bajado las banderas cuando durante mucho tiempo quisieron abrir sin más la calle. Necesitamos que todos los acusados vayan a la cárcel: para nosotros es muy importante que cumplan la condena porque sino, tanta muerte evitable, habrá sido en vano", remarca.
Una vez más cuestiona al entonces jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, al que califica como "el gran zafador". En este sentido, dispara que "se ofrece como la mejor opción para volver a ser jefe de Gobierno. Pero carga con la muerte de 194 chicos y de otros familiares. Como Mariana Márquez, mamá de Liz, que cuando él fue citado en la Legislatura le lanzó un gritó histórico: 'Ibarra sos un cadáver político'. Ella murió a los 6 meses de cáncer y hace poco falleció la abuela Matilda, también por enfermedad".
Nélida Andrade perdió a su hijo Walter Pata (31) en el infierno del boliche de Once. El joven había ido al recital de Callejeros junto a su hermano menor, Gustavo, que logró sobrevivir e incluso reingresó al local varias veces para socorrer a los asistentes.
Decesos y dolorAl ser consultada por los padres de víctimas que fallecieron tras la tragedia, Nélida no duda en vincular los decesos al dolor que les originó la pérdida de seres queridos en una tragedia evitable. "En estos años siempre nos atacó la injusticia, por esa razón han fallecido tantos padres por el dolor. Cada enfermedad se acelera mucho más. En nuestro grupo contabilizamos 16 padres de víctimas fatales que tuvieron este destino. La última que murió fue Rita, una mamá, hace un año. Recuerdo que en su lecho de enferma no le pudimos conseguir una silla de ruedas cuando en el hospital Santojanni (Omar) Chabán tenía una habitación con 3 camas", sentencia la mujer, referente de la ONG "Cromañón nunca más".