Cada 3 de septiembre se celebra en la Argentina el Día del Ferretero, en un homenaje a los comerciantes que son una referencia de consulta para la construcción, remodelación y arreglos de los hogares argentinos.
La elección del 3 de septiembre como el Día del Ferretero obedece a la fecha de creación, en 1905, de la Cámara de Ferreterías y Afines (Cafara), una de las más antiguas y federales de Argentina.
Esta entidad nuclea al sector de ferreterías y empresas del país vinculadas a la actividad, y es una de las instituciones con mayor tradición y experiencia del país. Sus objetivos fueron y siguen siendo defender los intereses del sector ante las autoridades, poder estrechar lazos con otros sectores comerciales y trabajar para que la atención y el servicio ferretero fuese de calidad y eficacia.
Sin que existan registros oficiales por la diversificación en los "parientes cercanos" como casas de sanitarios, de productos de electricidad o pinturerías, se estima que hay unas 15.000 ferreterías en todo el país.
Con una particular escenografía que incluye estanterías y cajoneras llenas de -valga la redundancia- cosas, que también cuelgan en sus techos y paredes, una ferretería es un "mundo a descubrir" para el que llega a comprar el ya famoso "cosito del coso", que quien atiende transforma en un tornillo, una arandela o un tarugo, entre otros elementos.
"El ferretero es un ser especial con una idiosincrasia propia de la actividad, por ser un dador de servicio y que, por sobre todas las cosas, interpreta la necesidad del cliente. Sin enojarnos vamos respondiendo preguntas y orientando al que llega a comprar ese producto que necesita para la reparación de un artefacto o un arreglo en la casa", contó Sergio Angiulli, presidente de Cafara.
De la originaria definición de "tienda donde se expenden diversos objetos de metal o de otros materiales" del siglo pasado, en la actualidad la ferretería ofrece una amplia variedad de productos. La etimología de su nombre se emparenta como el vocablo del latín "ferrum" (hierro, en castellano).
Como se verá, el rol del ferretero implica también creatividad, inventiva y habilidades sociales para interpretar y entender lo que le solicitan sus clientes. Dar respuesta efectiva a las necesidades puntuales de quienes llegan con un problema urgente requiere de una constante capacitación y profesionalización del sector, para mantener viva una tradición que ya es mítica.
comentar