Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) señalaron que la pandemia exacerbó las vulnerabilidades de los migrantes, incrementando el retorno a países de origen.
Las migraciones en América Latina y el Caribe se volvieron un fenómeno no lineal, donde las personas migran más de una vez, producto de los efectos socioeconómicos provocados por la pandemia de Covid-19, el difícil proceso de inclusión social en sus países de acogida y las políticas regulatorias implementadas en los últimos años.
"La pandemia exacerbó las vulnerabilidades que tenían las poblaciones con más escasez, entre ellas están los migrantes. Además, en la mayoría de los países de la región, que hasta hace unos años fueron receptores de migrantes de países como Venezuela, Cuba y Haití, no hubo una integración efectiva de los mismos", detalló Laura Ome Velásquez, analista regional de asuntos humanitarios de Médicos Sin Fronteras (MSF).
Debido a esto, "en los últimos años se incrementaron tanto los flujos migratorios de retorno a sus países de origen, como también una fuerte corriente hacia otros países, especialmente Estados Unidos", indicó.
"Existen países en los que años atrás los migrantes podrían encontrar buenas oportunidades económicas, pero que hoy en día la situación es distinta. En ese sentido, esto también podría generar que una persona decida volver a migrar", mencionó Velásquez, en el marco del Día Internacional del Migrante, que se celebra este lunes 18 de diciembre.
En la misma línea, José Félix Rodríguez, coordinador de Migración para América de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, agregó que había personas que habían migrado a países de Sudamérica para instalarse definitivamente en ellos, pero "se han topado con un creciente sentimiento anti-migración, barreras sociales y burocráticas que les hacen vivir con miedo y les han impedido encontrar trabajos estables, tener acceso a la educación y a los servicios sanitarios".
"Este podría ser el caso de la población haitiana en Brasil y Chile o de los venezolanos en Ecuador o Perú, por ejemplo", indicó.
En tanto, el hecho que empuja a las personas a utilizar rutas que ponen en peligro su vida es el creciente número de países que exigen visados para entrar en su territorio. Esto puede explicar la creciente presencia de venezolanos o ecuatorianos desde la selva del Darién, en la zona que conecta Sudamérica con Centroamérica, entre Colombia y Panamá, hasta México, detalló Rodríguez.
A lo anterior se suman los "retornados", es decir, las personas que se mueven de norte a sur, porque fueron deportadas o sufrieron reveses en la ruta que les hicieron tomar la decisión de volver a su país de origen, precisó el integrante de la Cruz Roja.
Para poder entender un poco más, voceros del organismo recordaron la historia de Lilia. Una mujer oriunda de Venezuela que migró hacia Ecuador en busca de trabajo, pero luego volvió a su país natal a buscar a su hijo, emigró a Perú y más tarde se instaló en Chile. Allí no pudo matricular a su hijo en la escuela ni conseguir trabajo, entonces volvió por sus propios pasos hacia el norte, donde por la selva del Darién se dirigió rumbo a Estados Unidos.
A partir de este tipo de historias, los organismos humanitarios como MSF remarcan que en la actualidad la migración en la región va más allá de un simple desplazamiento lineal desde un país de origen hasta un nuevo destino y se convirtió en un fenómeno multidireccional que puede implicar movimientos recurrentes entre distintos lugares.
"Teniendo en cuenta que la migración en la región está creciendo, se podría decir que este fenómeno también está ascendiendo", sostuvo Velásquez.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), las estimaciones actuales indican que hay 281 millones de migrantes internacionales en todo el mundo, una cifra equivalente al 3,6% de la población mundial, con una escala en aumento en comparación con el 2,8% en 2000 y el 2,3% en 1980.
Además, de acuerdo a un relevamiento conjunto entre la Organización de los Estados Americanos (OEA), la OIM, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF) y la Iniciativa Latinoamericana por los Datos Abiertos (ILDA), en las Américas se estima que hay 73,5 millones de migrantes internacionales, incluidos 58,7 millones en Norteamérica y 12,5 millones en América Latina y el Caribe.
En diciembre de 2000, la Asamblea General de la ONU instituyó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante. Ese mismo día, en 1990, la Asamblea había adoptado la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares.