El escritor argentino José Narosky, el “Rey del Pensamiento Corto” presentó una serie de aforismos para saludar por WhastApp, Twitter o Facebook a las madres en su día.
¡Gracias vida!. Abrí los ojos y encontré nada menos que a mi madre. ...
En el pecho materno absorbemos ternura para toda la vida.
Una madre sin amor semeja una máquina. Pero menos perfecta.
Dar la vida no es sólo concebir.
Cuando observo amamantar a un hijo pienso que murió el egoísmo.
¡Madre! ayer me acunabas y hoy te apoyas en mí. Pero yo también me apoyo...
La voz de la sangre se puede oír en el silencio.
¡Madre! me diste lo mejor de ti. Te lo agradezco, no por mejor, sino porque me lo diste.
Un niño huérfano es un niño sin niñez.
Mientras existan madres existirá la ternura.
¡Hijo! me dijo mi madre. ¡Y cuanto me dijo!.
En la gama de madres se dan todos los colores.
¡Qué hermoso milagro es el de dar vida!.
Toda mujer es madre, aunque no tenga hijos.
Las madres son acreedoras que siempre aceptan el pago en palabras.
Dios creó a las madres. Para que el amor, cobrara forma.
Las madres nunca reclaman por las ingratitudes de los hijos. Sólo reclaman... amor.
Tener hijos no alcanza para ser madre.
Dar la vida por otros es sólo de héroes. Y de madres...
Cuando murió mi madre seguí viviendo. Pero otra vida...
Una madre inteligente es un libro que ya leemos al nacer.
Una mujer indigna puede ser una madre sublime.
¡Qué hermoso privilegio es el haber sido hijo de mi madre!
Soñé que mi madre vivía. Pero tuve el dolor de despertar...
¡Madre!. Querría sentir hoy todo lo que sentiría si no te tuviera.
Las madres también son representantes de Dios.
Un cuerpo aloja una vida. Y un corazón, la acaricia.
En el pecho materno absorbemos ternura para toda la vida.
Todas las madres dan el ser. Pero algunas dan mucho más...
Cuando perdí a mi madre, me perdí.
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