La recesión no se toma descanso ni en las fiestas: en relación al 2018, el pan dulce aumentó hasta un 200% en Capital Federal y el Conurbano bonaerense.
De cara a las fechas festivas que se avecinan, la ONG Defendamos Buenos Aires, con la asistencia del Estudio Miglino y Abogados, llevó a cabo un estudio en el que detalló que, en el último año, el pan dulce llegó a triplicar su precio en la región AMBA. De acuerdo al relevamiento, el pan dulce de primeras marcas de caja que, en noviembre del año pasado costaba 150 pesos, hoy cuesta $300 (100% más caro); en tanto que el de panadería, más artesanal, que de base valía $400 en el mismo periodo del 2018, al día de hoy cotiza en $1.200 (200 %).
Cabe destacar que el trabajo se basó en varios supermercados, autoservicios y panaderías de 35 puntos de la Capital Federal, como Belgrano, Nuñez, Retiro, San Telmo y Palermo; y 50 del Conurbano bonaerense, como Pilar, San Isidro, Quilmes, San Justo e Isidro Casanova.
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"Los panificados, que de por sí tienen un consumo preferencial en la mesa de los argentinos y no sufren la competencia con la importación, han subido de piso 100 por ciento y en algunos casos 200. Esto ha hecho que no se consiga un pan dulce por menos de $300; y en el caso de los artesanales, estos se consiguen a partir de $1.200", explicó el director de Defendamos Buenos Aires, Javier Miglino, quien también se refirió a las bebidas alcohólicas que se suelen consumir en estas fiestas.
Según detalló, estas son parte de "los consumos habituales" de las citadas fechas, como lo son, por ejemplo, la sidra y el champagne". Bajo esta línea, Miglino aclaró que las bebidas alcohólicas más "golpeadas" por la "profunda recesión" que padece la Argentina "han mantenido sus costos por debajo de los aumentos de otras bebidas como las gaseosas", puesto que hoy es posible "comprar una sidra que valía $70 a $120 o un champagne que costaba $160 a $260", es decir que, en ambos casos, se encuentran "por debajo del ciento por ciento anual", siendo así más accesibles a la hora de adquirirlas, en comparación con el pan dulce.
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"Estas fiestas de Navidad y Año Nuevo vienen con la recesión a cuestas pero también con una inflación que nunca ha dado respiro y con mucha gente en la calle por los más de 250 mil trabajadores en blanco despedidos, a los que deben sumarse otros 750 mil en negro", explicó al tiempo que agregó: "Concluímos que un millón de hogares enfrentarán estas fiestas con los bolsillos y la heladera vacía".
Además, el director de Defendamos Buenos Aires aseveró que, si bien no "ha resultado posible hablar con los grandes panificadores y fabricantes del pan dulce industrial, presente en supermercados y autoservicios", desde la ONG han tenido contacto con panaderos de los barrios porteños de Belgrano, Palermo, Nueva Pompeya y Almagro, además de las localidades y partidos bonaerenses de Lomas de Zamora, San Miguel, Ezeiza y San Martín.
"En esas ocho zonas emblemáticas, los comerciantes estaban muy bajoneados de cara a las fiestas porque, en su experiencia, las ventas no solo no van a repuntar sino que ya no pueden seguir ajustándose. No solo la harina aumentó hasta un 150 por ciento, sino que algo parecido ocurrió con la manteca, la leche y el azúcar, las frutas secas, entre otros; todos insumos básicos del producto panadero que son parte también el cocktail de aumentos del gas, la luz, el agua y otros impuestos como el ABL, ingresos brutos, y en algunos casos los alquileres que ya forzaron el cierre de más de 300 panaderías en 2019", concluyó Miglino.
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