MAR DEL PLATA (Enviado especial).- Sube el calor, el mar se pone más atractivo y el viento norte, lejos de refrescarnos con su brisa, nos invita al chapuzón. Todo perfecto, hasta que Rodrigo, embadurnado en protector solar como si fuera a iniciar un show como mimo, sacude una de las piernas que acaba de mojarle una ola y exclama: "uh, una agua viva". Y emprende la huida del mar, mitad por el escozor inmediato y mitad por el tamaño del bicho traicionero (medio melón con tentáculos) que impone un prepotente respeto a su aletargado paso.
Pero ¿qué son estos importunados visitantes que llegan a hacernos perder las ganas de meternos al mar? Las agua vivas, o medusas, son organismos que corresponden al género cnidarios (Cnida = ortiga, en griego). En aguas argentinas hay unas 120 diferentes. Las más comunes son las Olindias sambaquiensis, que son endémicas desde el sur de Brasil hasta Río Negro. Estos organismos tienen apariciones masivas, principalmente cuando hay mucha disponibilidad de alimento o alta temperatura. En ese sentido, los especialistas aseguran que su aparición responde a la orientación geográfica y sólo en ciertos días: cuando sopla el viento norte, impulsa agua hacia mar adentro (de norte a sur), genera una contracorriente que va por el fondo, y arrastra a las aguas vivas que están en el fondo hacia la costa.
Las aguas vivas son criaturas marinas que suelen verse en las costas de distintos países. Su cuerpo es casi transparente, tiene una apariencia gelatinosa y está bordeado por tentáculos con cientos de células urticantes o nematocistos, que usan para capturar presas y como forma de defensa. Estas células contienen una cápsula con un filamento tóxico (venenoso). Al contacto con una presa, los filamentos se eyectan e inyectan veneno. Incluso, los tentáculos de medusas muertas que a veces se encuentran en la playa pueden envenenar por varias semanas.
La toxicidad de la picadura de la medusa varía según la especie. La mayoría de las medusas que encuentran los bañistas provocan picaduras dolorosas y con una sensación de ardor, pero pasajeras. Sin embargo, se aconseja a los bañistas inmediatamente salir del agua, porque existe la posibilidad de padecer un shock anafiláctico y ahogarse.
Las aguas vivas son odiadas por los turistas y también observadas con recelo por algunos investigadores, que las catalogan como "voraces depredadores que afectan a la cadena alimenticia sustrayendo plancton a otros animales marinos y transformándolo en biomasa gelatinosa que no es consumida por los otros depredadores con tanta facilidad. Sin embargo, también hay rama científica que valora su contribución para distinto tipo de investigaciones; incluso, en muchos países asiáticos, es consumida como alimento por los seres humanos.
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En los últimos años se ha advertido -y no sólo en nuestro país- un marcado crecimiento de la población de medusas, algo que inquieta a los agentes turísticos. Los motivos del crecimiento de esta especie no está confirmado científicamente, pero se cree que la pesca indiscriminada del atún, el pez espada, el pez luna, la tortuga marina (que se alimentan de grandes cantidades de medusas), más el calentamiento de las aguas (que favorece su reproducción) han hecho que su presencia sea cada vez más numerosa.
La reducción de las poblaciones de peces por la pesca profesional, además, ha acabado con los competidores naturales de las medusas por el alimento.
En las últimas temporadas, las aguas vivas han irrumpido en cantidades cada vez más significativas en playas como las de Mar del Plata, Pinamar o Villa Gesell, y hasta Punta del Este. En Villa Gesell, San Clemente y Mar del Plata también se pueden hallar la Lirope tetraphylla, medusas casi invisibles (el 95% de sus organismos es agua), de un centímetro de diámetro.‹
- Salir inmediatamente del mar y evitar rascarse.
- Lavar la zona de la picadura con agua de mar.
- Nunca frotar la piel con arena ni lavar con agua dulce, porque esto dispersa la toxina y aumenta la irritación.
- No aplicar hielo directamente sobre la piel porque al estar hecho con agua dulce es peor.
- Aplicar vinagre en la zona herida para desecar los restos de tentáculos, esto calmará el ardor.
- Acercarse a una guardia médica para que allí retiren los restos de tentáculos y receten analgésicos para bajar la hinchazón.
- En caso de que el niño presente problemas para respirar, inflamación en la lengua, molestias en todo el cuerpo o que haya sido picado en el ojo o en la boca, llamar a una ambulancia inmediatamente.‹
En algunas zonas de la Costa, desde Necochea hacia el sur bonaerense, siempre hubo más aguas vivas.
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