Familias reconstituidas, reconstruidas, "familiastras"... son todos nombres con que se designa a las familias conformadas a partir de la nueva unión matrimonial o consensual de un progenitor. Entender su dinámica y aprender de los otros puede ser un camino. Los beneficios y las dificultades de comenzar de nuevo.
Estos matrimonios están precedidos por un divorcio o por la muerte de uno de los padres. En la Argentina reciben el nombre de "ensambladas", término proveniente de la ingeniería y que alude a la unión, más precisamente al ensamble de piezas de distinto origen que configuran una unidad nueva y diferente de aquellas que le dieron nacimiento, pero a la vez, cada pieza conserva su forma anterior. Pensemos en el ensamble de las piezas de un automóvil como una metáfora del modo de conformación de estas familias, nos dice la doctora Dora Davison, médica y terapeuta familiar, ex docente de la UBA, autora de libros como "Familias ensambladas. Mitos", entre otros títulos.

Las familias ensambladas tienen una estructura diferente a las familias tradicionales: hay más vínculos, más personas involucradas, al menos tres adultos en rol parental, niños que transitan entre dos hogares, etc., de modo que su funcionamiento es también diferente. Por Ej., las relaciones no se establecen de forma espontánea como en la familia tradicional, por el contrario deben construirse lentamente - "ladrillo a ladrillo" - ; el rol disciplinario de la madrastra o del padrastro tarda alrededor de dos años en estabilizarse y ser aceptado por los niños; los adolescentes pueden no integrarse nunca, sin que esto sea un impedimento para el buen funcionamiento familiar; las reglas de la casa deben ser consensuadas por la pareja - como en toda familia - pero en la ensamblada, estratégicamente en las primeras etapas, las hará cumplir el progenitor a fin de sortear desajustes ante la habitual respuesta de los niños al comienzo: "Vos no sos mi mamá (o mi papá) para mandarme". Estas y otras diferencias hacen que el proceso de ensamble sea largo: entre cuatro y siete años.

*La madrastra o el padrastro y sus hijastros, se quieren de entrada cuando son personas buenas y dignas de ser amadas. Falso.

Los niños, antes de aceptar al nuevo miembro, deben superar fuerte sentimientos de lealtad hacia el progenitor del mismo sexo. Ellos sienten que se encuentran nuevamente en una situación que no desearon ni eligieron y es normal que en los primeros tiempos la rechacen. Por su parte, la nueva esposa/o, tampoco eligió a los niños y desarrollar un vínculo con ellos le llevará tiempo, como para cualquier otra relación. El "amor al instante" es sólo para las parejas

Muchas mujeres sienten que deben amar desde un comienzo a los hijos del hombre que aman, y muchos hombres sienten que su deber está en poner orden en la casa de la mujer que eligieron y que, hasta ese momento vivía sola con sus hijos. Estas son falsas expectativas que sobrecargan el matrimonio y conducen a la frustración y a la desilusión cuando lo cotidiano muestra que las cosas no son como esperaban.

Separando las aguas
Por supuesto que a la constitución del nuevo vínculo, le corresponden una serie de preconceptos que no hacen otra cosa que interrogar la relación, dañándola, antes que abrirla a una dinámica nueva.

-La integración de los miembros se puede lograr en poco tiempo. Falso
Como antes señalamos, todo el proceso hasta alcanzar la estabilidad lleva como mínimo cuatro años y depende de varios factores: la solidez de la pareja, la edad de los niños, de cómo haya sido el divorcio, etc. Las parejas que se ensamblan deben ser pacientes, flexibles, creativas y tener sentido del humor.

-Mientras haya amor, todo se resuelve. FalsoEl amor es fundamental, pero no todo lo resuelve, es preciso conocer las pautas con que se manejará la nueva familia, para no fracasar. Creer que el amor soluciona todo tiene consecuencias complicadas, porque recíprocamente, cuando algo no se resuelve, se puede creer equivocadamente que es por falta de amor.

-La función parental sólo puede ser llevada a cabo por el padre y la madre. Falso.
Las funciones de cuidado y crianza de los niños pueden estar a cargo de más de dos adultos. El único requisito es que no compitan entre sí, ni usen a los chicos para dirimir sus conflictos.

Son algunos de los aspectos que la especialista, doctora Davison señala, que encontrarán aquellos que deseen comenzar de nuevo uniendo sus respectivas familias tras un rompimiento anterior.

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