El veganismo es una tendencia que cada día se impone con más fuerza y en todas las edades. En ese sentido, el mercado de productos veganos es cada vez mayor y ofrece más posibilidades y opciones. Desde hamburguesas hasta quesos, los productos son cada vez más diversos y de mejor calidad. La novedad son los vinos veganos, los cuales si bien en primera instancia no tienen componentes de origen animal ya que se extraen de las uvas, tienen una técnica especial por la cual usan todos elementos naturales en la elaboración.
Martín Hernández, enólogo y experto en vinos, relata que “la clave de este tipo de bebidas está en la parte de la elaboración. La diferencia principal radica en que en el caso de los tradicionales se utilizan productos animales para limpiarlos como ser gelatina de cola de pescado, cartílagos o claras de huevos”. Luego, agrega: “Estos suelen ser los productos más comunes aunque también se agregan derivados lácteos e incluso de sangre animal, según la calidad del vino que se esté preparando”.
El proceso de clarificación es muy especial: “Cuando el vino debe reposar, el líquido se muestra sucio y turbio ya que tiene en suspensión diversas partículas naturales, las cuales suelen ser levaduras muertas, bacterias, pequeños restos de uva o incluso arenilla del campo. Durante el reposo, se busca que los desperdicios bajen por su propio peso hasta el fondo del depósito”.
Aquí es donde entran en acción los productos animales de los vinos tradicionales: “Se echan productos mientras el vino reposa y al estar en suspensión, van atrapando y en cierto modo engordando, por lo que las moléculas que ensucian terminan yendo para abajo del fondo del depósito”.
Para que el alcohol sea vegano, el enólogo comenta que “en ese proceso que describimos anteriormente tienen que entrar en acción productos que no sean de origen animal, por lo que los vinos veganos van a tener que usar vegetales como ser proteína de guisante para lograr el mismo efecto que los de origen animal”.
Al ser un proceso más complejo, el principal obstáculo son los costos: “Los materiales como la proteína de guisante son más caros que las claras de huevo o el resto de los materiales animales. También son más complejos para conseguir en el mercado lo cual termina logrando que el precio del producto sea más elevado que el de los vinos tradicionales”.
El resultado final es muy idéntico a la bebida convencional: “Es muy similar. Pueden encontrarse algunas pequeñas diferencias pero la realidad es que son casi imperceptibles. La utilización de este tipo de vitaminas se da porque son sustitutivas y equivalentes. Por otro lado, las diferencias pueden ser un poco más marcadas entre los vinos veganos y convencionales para los enólogos profesionales que se dedican a esto, pero para el público en general son idénticos y no tienen ningún tipo de cambio”.
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