Siendo casi una niña, Greta Thunberg se posicionó en el escenario mundial como una luchadora contra el cambio climático provocado por el uso de combustibles fósiles y el despilfarro de los recursos no renovables.
El discurso de la niña sueca -que cuando comenzó su "lucha" tenía 15 años- conmovió el mundo. Era la voz desesperada de los jóvenes que reclamaban a sus mayores que pararan de arruinar el planeta y se volcaran a fuentes de energía renovales, entre otros reclamos. Quería salvar a la Humanidad de un inminente desastre.
Su proclama fue y es funcional a los intereses de líderes occidentales que buscan condicionar a los países productores de materias primas, pero no a las naciones que las industrializan. En síntesis: bajar los costos de los insumos para aumentar los precios de los productos industrializados y las ganancias.
Pequeña, frágil, pero con la determinación de una "Juana de Arco" del siglo XXI, Thumberg ganó espacio en medios, redes sociales y foros internacionales donde reconocidos (y miserables) hombres de negocio se conmovieron (en realidad, fingieron conmoverse) frente a una niña que los "exponía".
Siendo hija de un actor y de una cantante lírica, es dable preguntarse si Greta viene actuando desde hace cinco años un papel en el que cree aunque sea solo eso: un rol en una obra escrita por otros.
En 2018, Greta Thunberg pronosticó el fin del mundo para el miércoles 21 de junio de 2023. Obviamente no ocurrió.
El texto del tuit predecía: "Un importante científico del clima advierte que el cambio climático acabará con toda la humanidad a menos que dejemos de usar combustibles fósiles en los próximos cinco años".
Es probable que una tierna adolescente pueda creer y repetir mentiras....Pero cinco años después, la joven ambientalista (y millonaria) sueca hizo algo que pone en duda su buena fe y credibilidad: el 21 de marzo pasado borró el tuit apocalíptico con el que pretendió alertar o asustar al mundo. Reconocer el error y pedir disculpas no está en su cultura.
Desde el 2017, Greta ha recorrido un largo camino. Entrevistas, protestas, reportajes, conferencias, premios y hasta un libro. Por el libro y las conferencias, ha recibido millones de euros...Es de suponer que las otras actividades no fueron rentadas.
Su discurso fue funcional a la Agenda 2030, el programa apoyado por las Naciones Unidas e impulsado por los hombres más ricos de Occidente para frenar la catástrofe que amenaza a la Humanidad. Una catástrofe que ellos mismos producen y que quieren resolver con una reducción sensible de la población mundial y sin perder sus posiciones y privilegios.
El mundo está cambiando aceleradamente...Hay otra versión de la crisis que padece el planeta: la de los países emergentes que fundaron el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y al que están sumándose otras 20 naciones.
El escenario es el mismo: la Tierra. Pero los roles de los actores cambian: quienes fueron presentados como los villanos, pueden ser los héroes.
Y en esa obra Greta puede terminar como Juana de Arco...en la escena final.