Especialistas advirtieron que el brote de sarampión se podría agravar en los próximos meses con un brote de bronquiolitis que se espera para este invierno, por lo que llamaron a los padres a vacunar a tiempo a bebés y niños.
“La situación epidemiológica con el sarampión puede ser grave. Y más grave aún considerando la epidemia de bronquiolitis que se avecina”, aseguró en ese sentido el presidente del Consejo de Administración del Hospital Garrahan, Carlos Kambourian.
A su vez, resaltó que el prestigioso centro de salud se está preparando para ese posible escenario: “En pocos días terminaremos una reestructuración del hospital que sumará espacio y unidades de internación para estar preparados ante estas epidemias que pueden afectar a nuestros chicos”.
La alerta epidemiológica se estableció la semana pasada debido a la aparición de un caso de sarampión confirmado en una niña de ocho meses, residente de la Ciudad de Buenos Aires y sin antecedente de viaje, así como a causa de la circulación del virus de sarampión en países de América y el resto del mundo, junto con el tránsito de personas desde y hacia esos países actualmente afectados.
“Es importantísimo que la vacuna se aplique al año para que el niño esté protegido. El sarampión puede tener complicaciones graves en los bebés. Los menores de un año, dependen de los anticuerpos de la mamá y la forma más efectiva de protegerlos es con una buena cobertura de vacunación en la población”, informó la jefa de Epidemiología del Garrahan, Rosa Bologna.
El sarampión es una enfermedad viral potencialmente grave y muy contagiosa, ya que no hay tratamiento específico y el modo de prevención más importante es a través de la vacuna.
La vacuna contra este virus es obligatoria y gratuita en todos los centros de salud público, está contemplada en el Calendario Nacional de Vacunación. Los bebés deben vacunarse al año, con una segunda dosis que se aplica a los 5 años.
En Argentina no se registraban casos autóctonos de sarampión desde el año 2000. A partir de allí, se produjeron casos relacionados con importación, pero sin características endémicas.
Vale recordar que los síntomas más comunes de esta enfermedad son dolor muscular, fiebre, malestar, fatiga o pérdida de apetito, congestión nasal o estornudos. También en menor medida, pueden ocurrir erupción cutánea, conjuntivitis, tos seca, diarrea, dolor de cabeza, dolor de garganta, ganglios linfáticos inflamados, manchas de Koplik o sensibilidad a la luz.