“San Expedito ayúdanos a seguir a Jesús”, es el lema de la fiesta grande en honor a San Expedito, patrono de las causas justas y urgentes, que se realiza hoy, 19 de abril, coincidiendo con el Viernes Santo, en el santuario de la parroquia Nuestra Señora de Balvanera (Bartolomé Mitre 2411), del barrio porteño del mismo nombre.
“Este año coincide con el Viernes Santo, día que hacemos presente la entrega de Cristo en la Cruz, por eso como San Expedito abrazó la cruz y la llevó en sus manos, nosotros también imitándolo queremos seguir a Cristo abrazando al que sufre”, destacó en la convocatoria el presbítero Walter Marchetti.
“Cuando miramos la cruz de Cristo, vemos también el sufrimiento y el dolor de tantos hermanos y hermanas que caminan junto a nosotros. Cuando abrazamos al hermano que sufre compartimos su vida y podemos sentir su dolor”, agregó.
El sacerdote pidió a los peregrinos acercarse a “los hermanos que sufren cualquier tipo de dolor y abrazarlos” e invitó a “hacer una ofrenda de alimentos no perecederos para ayudar a tantos hermanos que pasan hambre”.
“Cuando compartimos y ayudamos a nuestros hermanos nos ponemos del lado del que sufre y no del que hace sufrir. Que Dios los bendiga y que, a través de San Expedito, nos reencontremos con Jesús en esta Semana Santa”, concluyó.
La parroquia permanecerá abierta hasta las 24 y habrá confesiones y bendiciones de objetos religiosos durante toda la jornada, tanto en el templo como en el atrio.
La liturgia de la Pasión de Cristo será presidida a las 15 por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor José María Baliña, mientras que para las 17 está previsto el viacrucis viviente por las calles del barrio.
San Expedito es el patrono de las causas urgentes y también se lo considera patrono de los jóvenes, socorro de los estudiantes, mediador en procesos y juicios, y protector de la familia y de los enfermos.
Según una leyenda popular, provenía de una familia patricia, siguió la carrera militar y llegó a ser Comandante de las legiones romanas y si bien gozaba de los privilegios de las clases superiores, en su corazón se encendía la llama de la fe cristiana a medida que iba conociendo la prédica y el testimonio de los cristianos.
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