El comienzo de junio acentuó la presión sobre el bolsillo de los argentinos. Las tarifas del transporte público subieron el 8,6% en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y los alquileres tuvieron un incremento que supera el 100% en comparación con un año atrás. A eso se sumaron otros aumentos, como las cuotas de los colegios privados -11,1% en la Ciudad y 7,5% en la Provincia- y las boletas de energía para los clientes de Edenor y Edesur, que este mes treparán entre un 11 y 36%.
Las subas se producen en medio de una inflación interanual del 108,8 y en un contexto en que más de la mitad de los trabajadores en blanco registraron sueldos brutos inferiores a 140.000 pesos a fines de 2022, según datos publicados días atrás por la Seguridad Social Nacional. El recorte de gastos se hace inevitable para sostener los consumos básicos y algunos sectores de la economía comienzan a sentir ese achique. Ocurre, por ejemplo, en los albergues transitorios, donde la actividad se encuentra en caída y hay preocupación de cara al futuro.
Así lo expresó José Manuel Capelo, presidente de la Federación de Hoteles Alojamiento por Horas (Fadaph). "Desde marzo a la fecha notamos una merma que va en promedio del 10 al 15%. Lo atribuimos a la crisis económica del bolsillo de cada consumidor, que se ve obligado inevitablemente a elegir cada mínimo gasto que realiza", explicó en diálogo con Popular. "A veces, los ingresos que puede generar no le alcanzan para los consumos habituales. Y de alguna manera, tiene que reducir o eliminar gastos en productos y servicios no esenciales, como el nuestro. Esa es la situación que estamos atravesando, al igual que pasa en otros rubros minoristas", describió.
La mirada de Capelo fue compartida por otros integrantes del sector consultados por Popular. "Hay un nivel bajo de la actividad en lo que va de este año. Creíamos en que iba a haber una mejora a partir de marzo, pero no fue así", aseguró Juan, encargado de un albergue transitorio de Balvanera. "Sólo repunta un poco durante los fines de semana y, cuando llegan los últimos días del mes, los clientes desaparecen. Tenemos muchas habitaciones vacías", comentó Martín, trabajador de un hotel alojamiento de Quilmes.
El impacto de la crisis que atraviesa el país repercute fuerte en uno de los sectores más afectados por la pandemia de coronavirus. Los hoteles alojamiento no pudieron trabajar durante ocho meses por el aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno. "Venimos de estar diez metros bajo tierra. En ese tiempo no tuvimos la posibilidad de generar ni un solo peso de ingreso y debimos mantener las estructuras como fuera", recordó Capelo.
Según datos privados, entre un 15 y 20% de emprendimientos del rubro cerraron sus puertas de forma definitiva en aquella época. Actualmente, existen alrededor de 750 albergues transitorios en el país, que representan unos 10.000 puestos de trabajo directo.
En los últimos tres meses, se dijo, la actividad cayó entre un 10 y 15% en el sector. Y al compararla con los niveles previos al coronavirus, la cifra crece y llega al 35%. "Veníamos de una curva medianamente en ascenso de lo que la pandemia. Pero desde marzo no sólo se amesetó, sino que comenzó a derrumbarse", señaló el presidente de la Fadaph.
Las tarifas para ir a un hotel alojamiento en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano arrancan desde los $3.000 por un turno de tres horas en los establecimientos más económicos. Y al subir de categoría, el número se ubica en los $4.000 y puede alcanzar los $10.000 por habitaciones de lujo, con hidromasaje y patio exterior. En ese contexto, buscan captar clientes con estrategias que incluyen descuentos para jóvenes, promociones con membresías y tarjetas de créditos, según confiaron referentes del sector a Popular.
"Son promociones que, desde el punto de vista comercial, resultan manotazos de ahogado. Es prolongar una agonía", afirmó Capelo, tras señalar que el sector resiste "sin ningún tipo de ayuda ni de subsidios" como el programa PreViaje, que reintegra del 50% del valor del viaje para utilizar en toda la cadena turística nacional. "Nuestra actividad no fue contemplada dentro de esa posibilidad, lo que nos afecta de sobremanera", lamentó el dirigente empresarial. Y además, se mostró preocupado por "el crecimiento de los juicios laborales, en los que se sumó la indexación semestral o anual de los intereses".
A futuro, el panorama asoma con matices negativos. “Hasta ahora, el año ha sido muy malo. No creemos que vaya a mejorar”, coincidieron los encargados y trabajadores de hoteles alojamientos consultados por este medio. "La única posibilidad de sobrevivir es resignando rentabilidad, que es lo que se viene haciendo en este último tiempo. Cada vez se hace más insostenible llevar a cabo una actividad económica en la situación que se encuentra el país”, reconoció Capelo. Y concluyó: “Vamos camino a situación muy complicada de supervivencia".