Sobre el laboratorio de Brasil recae la responsabilidad de distribuir este antígeno en la región –en los países que ya hayan aprobado su uso– en un momento en el que la pandemia sigue propagándose con fuerza.
"Nuestra idea es tener disponibles en el primer trimestre 10 millones de unidades para ser utilizadas de inmediato", afirma de Castro, inaugurando así un ritmo de producción que pretenden "aumentar a partir de abril", hasta "pasar a tener un volumen de 8 millones de unidades mensuales".
Mientras países como Argentina, Bolivia, Paraguay y Venezuela, ya autorizaron el uso de la vacuna rusa para combatir el coronavirus en sus respectivos territorios, las autoridades sanitarias brasileñas se encuentran aún tramitando los permisos necesarios.
Castro explica que Uniao Química está "cumpliendo las exigencias de regulación de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa)", y que Brasil pedirá en todo caso "una autorización de emergencia para la utilización de la Sputnik V" en cuanto sea legalmente posible.
"El asunto de las vacunas tiene a los brasileños muy preocupados y ansiosos –asegura el entrevistado– porque sabemos que la vacuna de Pfizer no llega a Brasil de momento". El empresario comenta también los resultados "muy bajos" de la vacuna china CoronaVac, que llegó a Brasil a finales de 2020 y suscitó recientemente la desconfianza del propio presidente Bolsonaro respecto a su eficacia, cifrada en poco más del 50 % de forma global.
"La gente tiene una gran expectativa de que llegue a Brasil la Sputnik V", afirma de Castro, refiriéndose al fármaco ruso como "el mejor producto del mercado a día de hoy, indiscutiblemente".
Críticas y campañas de desinformación
Consultado sobre de las campañas contra la vacuna rusa en ciertos sectores de la sociedad en países como Argentina o Brasil, el presidente de Uniao Química es claro: "Yo creo que ni los brasileños ni los latinoamericanos en general tenemos dudas sobre la ciencia, ni sobre la tecnología, ni sobre la capacidad rusa con respecto a sus científicos y sus investigadores".
Además, acerca de Sputnik V, plantea: "Si es bueno para los rusos, ¿por qué no va a ser bueno para los brasileños y los latinoamericanos?".
"Siempre existen intereses que pueden afectar a la imagen de la vacuna –concluye de Castro–, pero para nosotros eso no tiene sentido, porque conocemos la competencia del Instituto Gamaleya y la eficacia de la Sputnik V".