Aun hoy hay quienes niegan la condiciòn de masón del Padre de la Patria. El autor brinda detalles de la pertenencia del Libertador a la Masonería.
Aún hoy hay quienes siguen poniendo en duda la pertenencia del Padre de la Patria a la Masonería. Incluso hay quienes señalan la imposibilidad de que fuera masón habida cuenta de que era practicante del culto católico.
Ignoran quienes eso señalan que no hay ningún impedimento para ser miembro de la Masonería y, a la vez, cristiano. Es más, en numerosos templos masónicos es usual advertir que en la mesa de adelante –donde están situadas las altas autoridades masónicas– se encuentra un ejemplar de la Biblia.
José de San Martín fue iniciado (ingresó) –en la ciudad española de Cadiz– en la orden secreta y esotérica más importante de Occidente: la Masonería. Una sociedad cuyos orígenes legendarios se remontan al Egipto faraónico y, aún antes, a la Atlántida misma. Mientras que los antecedentes históricos datan de la Edad Media.
En octubre de 1811 los documentos prueban que San Martín era cofundador, en Londres, de la Logia Los Caballeros Racionales.
Una logia es el sitio donde se reúnen a hacer sus trabajos un grupo de masones; pero no cualquier masón puede participar de la fundación de la misma. Para ello es necesario haber alcanzado el grado de “maestro”. Si San Martín fue cofundador de Los Caballeros Racionales es porque había obtenido la maestría algún tiempo antes.
Fue en Londres donde con la ayuda de masones –entre ellos su gran amigo el Conde de Fife– San Martín hizo los arreglos necesarios para llegar a Buenos Aires.
Llegó al Río de la Plata en la fragata George Canning junto con otros iniciados en diversas logias europeas. Entre otros, Carlos de Alvear, José Zapiola y José Chilavert.
Aquí los esperaba el doctor Julián B. Álvarez; entonces presidente de la porteña Logia Independencia que ya existía a finales del siglo XVIII y donde –en 1795– ingresó Manuel Belgrano. Fue Álvarez quien les proveyó los elementos rituales necesarios para formar una Logia Lautaro que tuvo a Alvear como primer presidente.
No hubo –como bien lo ha demostrado el historiador masónico Emilio J. Corbiere– una sola Logia Lautaro, sino una serie de “logias lautarinas” cuyo objetivo era la independencia de España. San Martín integró ésta en Buenos Aires y luego formó otras. Su compañero de batallas y hermano masón, el invencible Gral. Juan Gregorio de Las Heras, habría de fundar e integrar logias que llevaron el nombre de Lautaro.
Durante su estadía en Córdoba, San Martín –aún enfermo– convocó a un grupo de patriotas de su confianza iniciándolos en la Masonería tras lo cual recién dispuso confiándoles sus proyectos de liberación de Chile. Y el 24 de mayo de 1814 constituyó una Logia Lautaro en la ciudad de Córdoba.
Al tiempo que San Martín asume el cargo de intendente de Cuyo (6 de setiembre de 1814) surge una Logia Lautaro en Mendoza.
El Congreso de Tucumán (9 de julio de 1816) recibe intervención directa de muchos integrantes de logias lautarinas aunados por San Martín y Manuel Belgrano.
San Martín es designado General en Jefe del Ejército de los Andes el 1º de agosto de 1816. Enseguida funda y asume la presidencia de la “Logia del Ejercito de los Andes”.
En 1822 –por intervención de San Martín– nace en Lima, Perú, la “Logia Paz y Perfecta Unión” que aún hoy en día continúa su labor y está registrada con el Nº 1 en la Gran Logia del Perú.
Residiendo ya en 1824 el Libertador en Londres y retirado de la vida militar para siempre se hospeda por cierto tiempo en el castillo del ya mencionado Conde de Fife situado en Banff, Escocia. Allí San Martín trabajó regularmente en las logias San Andrés y San Juan Operativo de la jurisdicción de la Gran Logia de Escocia, todo lo cual consta en los libros de actas y firmas que se encuentran en los archivos masónicos.
Cabe aclarar que el Conde de Fife fue hasta 1848 Gran Maestre de la Gran Logia Provincial de Banffshire, del Oriente de la Gran Logia de Escocia. San Martín viaja, después, a Bruselas y se incorpora a la Logia La Perfecta Amistad la que en su honor hizo acuñar –por Jean Henri Simón, uno de los mayores expertos de entonces, quien también era masón y para el cual San Martín aceptó posar– una medalla de plata con su rostro de perfil.
El facsímil se encuentra en la actualidad en el Gran Templo de la Masonería Argentina. Se trata de una de las dos únicas efigies hechas en vida del Libertador y por la cual podemos conocer, realmente, cuales eran sus rasgos. La restante fue hecha por otra sociedad iniciática y esotérica: el Capitulo Rosa Cruz Los Amigos Filántropos de Bruselas. En el Museo Mitre de la Ciudad de Buenos Aires hay un ejemplar.
Al radicarse en Francia, San Martín se reencontró con Alejandro Aguado, Marques de las Marismas, a quien lo unía una fraternal amistad pues ambos habían pertenecido –en la juventud– a la Logia Integridad de Cádiz. San Martín decidió radicarse en el Bourg, cerca de París, precisamente porque Aguado vivía allí cerca. Las firmas de los dos figuran en el libro de asistencia a las tenidas masónicas de la Logia de Evry.
Antonio Las Heras es autor de los libros “Masonería en la Argentina: enigma, secreto y política”: “Belgrano y la Masonería” y “Las Heras. El militar. El hombre”. www.antoniolasheras.com