La histórica jornada en la que el cannabis medicinal obtuvo media sanción de la Cámara Baja arrancó temprano y por partida doble. Por un lado, en el Congreso Nacional los diputados discutían el proyecto de Ley presentado por el oficialismo; por el otro, en el anexo del parlamento se llevó adelante la "Segunda jornada informativa sobre los usos del cannabis".
Apenas pasado el mediodía, el auditorio del anexo del Congreso Nacional fue testigo de tres paneles explicativos: "Medios y Cannabis: la mirada de la prensa sobre las cuestiones de drogas"; "La visión social del cannabis: realidades y contexto actual de los movimientos cannábicos y la lucha antiprohibicionista" y "Soberanía cannábica: cultivo de cannabis y métodos de extracción de cannabinoides".
La jornada informativa fue organizada por la Agrupación de Cannabicultures del Sur (ACS), la asociación cultural el Jardín del Unicornio, la Agrupación Agricultures Cannábicos Argentinos (AACA) y la organización Mujeres Cannábicas.
Los trabajadores de prensa que formaron parte del panel "Medios y cannabis" coincidieron en que durante años existió una "desinformación y contrainformación" respecto a la utilización del cannabis pero que el caso de Josefina Vilumbrales -la nena de 3 años a la que la marihuana medicinal le cambió la vida- logró sensibilizar a la audiencia y desde ahí se empezó a lograr una "apertura de conciencia respecto a la temática de drogas". También se habló de la necesidad de generar una agencia de noticias cannábicas.
Y hubo una destacada sorpresa en el anexo: entre el público presente se podían divisar no una, ni dos, sino varias plantas de cannabis sativa. Sí, dentro del Congreso Nacional hubo plantas de marihuana.
Mientras tanto, en el Salón de los Pasos Perdidos, las familias seguían atentas a cada testimonio que los diputados esgrimían respecto a la legalización. Aplaudían, gritaban, lloraban, puteaban. Cada opinión generaba un sinfín de emociones.
Con su cuerpo presente en las disertaciones pero su atención puesta en el debate se encontraban los cultivadores. El eslabón silencioso entre varias familias y su medicina tenía particular interés en lo que ocurría en la Cámara Baja, los cultivadores repetían - y sacaban pecho- de que son ellos quienes tienen los conocimientos en la sustancia y la experiencia práctica para su correcta producción.
Tales son las competencias que los cultivadores poseen sobre el cannabis medicinal que el último panel fue una clase paso a paso en la que enseñaron distintos métodos de extracción de los cannabinoides.
Cruzando la Avenida Rivadavia, los familiares agolpados frente al televisor esperaban una respuesta para las necesidades de sus enfermos. De golpe el led se apagó y la desesperación invadió la sala, una madre gritó "vamos a seguirlo adentro" y enfiló para el interior del recinto. Las puertas que tantas veces estuvieron abiertas para colgar banderas y demás parafernalia ahora no se abrían. En medio del movimiento la televisión volvió a emitir y todos corrieron a reanudar el semicírculo a su alrededor.
Cuando la votación arrojó el resultado definitivo, y la media sanción se volvió real, el festejo irrumpió en el salón dorado para luego trasladarse a las calles.
Pasada la euforia, el gusto a poco empezó a rondar el ambiente. Un cultivador con numerosas cosechas en su haber, por no decir varios años sobre el lomo, arengó: "Que no decaiga, esto recién empieza y hoy estamos más cerca de lo que venimos luchando hace años".
"El zorro sabe por zorro, pero más sabe por viejo", dice el refrán popular y algo de razón tiene. Este 23 de noviembre de 2016 quedará en la historia como el día en que se dio el primer paso en pos de una salud inclusiva, una salud que encuentra en el cannabis medicinal la respuesta a varias demandas sociales de larga data.
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