Sin la expectativa de llegar a la declamada pobreza 0, el gobierno anunció una baja en este rubro del 28,6% al 25,7% en el segundo semestre del 2017, que el presidente Mauricio Macri tradujo de la siguiente forma: “desde que tenemos estadísticas confiables hay 2.700.000 personas que lograron salir de la pobreza y cerca de 610.000 que dejaron de vivir en la indigencia”.
Macri fue el encargado de anunciar las buenas nuevas de la medición del INDEC en base a la Encuesta Permanente de Hogares. Rodeado de ministros como Carolina Stanley (Desarrollo Social), Alejandro Finocchiaro (Educación), Jorge Triaca (Trabajo) y Emilio Basavilbaso (ANSES), el jefe de estado dijo que “el año pasado tuvimos la noticia de que la pobreza descendió casi 4 puntos. Hemos logrado un avance importante, pero las cosas llevan tiempo, y estamos todos comprometidos a no buscar soluciones mágicas, ni a tomar atajos”.
Sin embargo, aún persisten interrogantes si este sendero de descenso de la pobreza podrá continuar: con una pauta de inflación oficial del 15% que es seguida por la mayoría de los gremios en el cierre de sus paritarias, este año las consultoras estiman un IPC del 20% merced a las subas tarifarias y en los alimentos.
Otro aspecto clave de los anuncios que este miércoles realizó la cúpula del gobierno en la Residencia de Olivos es un eventual conflicto en puerta: la ministra Stanley -que arrancó diciendo que “es importante entender la multidimensional de la pobreza”-, junto a otros funcionarios del Ejecutivo quieren que la pobreza se mida de forma multidimensional -considerando el acceso a servicios como agua potable o cloacas- frente a la medición por ingresos que defiende el titular del INDEC, Jorge Todesca, que se usa en la actualidad y es la misma que utilizan los países miembros de la OCDE, una organización a la que Argentina pretende sumarse.
No en vano se quiere ir a un modelo multidimensional: con ese tamiz seguramente los números darían mejor hacia fines de 2019 merced a las obras de hábitat que lleva a cabo el oficialismo en distintos asentamientos y por la ampliación de los programas sociales.
Al ser consultada por DIARIO POPULAR sobre este aspecto, Stanley respondió que “la medición multidimensional es algo que se está discutiendo y que nosotros proponemos a partir de esta concepción que tenemos y por cómo se trabaja hoy con las familias que están en situación de pobreza: acompañamos ese proceso con el plan Nacional de Primera Infancia y las obras de hábitat con ampliación en cloacas y agua potable”.
Desde el Jefatura de Gabinete, no obstante, por la noche aseguraban que esta última medición complementaría a la del INDEC; en principio no buscaría reemplazarla.
Antes de la conferencia de prensa, Macri ofreció una declaración a los medios de prensa en el quincho de Olivos en la que hizo mención a esta controversia: “No sólo se trabaja en la pobreza con transferencia de ingresos”.
En su alocución, además, ratificó el deseo de que su gestión sea juzgada por los avances en ese principal objetivo del gobierno. Por ello, dijo que esa baja en los índices de pobreza e indigencia “nos pone contentos, aunque sabemos que falta, que todavía hay argentinos con necesidades, sueños y con aspiraciones por concretar”.
Señaló que en la misma sintonía crecieron el empleo registrado, la actividad económica, la industria, la construcción de la mano de los créditos hipotecarios y de la obra pública; mientras que está bajando la inflación y el desempleo.
“Son buenas noticias. Pero ninguna dato económico tiene sentido si detrás de esa cifra no se refleja una vida mejor para los argentinos” sentenció y advirtió que “aunque la Argentina crezca, como está pasando, si no trabajamos juntos no se va a reducir la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen”.
Según el INDEC, en el segundo semestre de 2016 había un 30,3% de pobreza que, proyectado a la población total, se estimaba en unas 13,3 millones de personas; la indigencia, en tanto, afectaba a un 6,1% de la población, es decir, unas 2,6 millones de personas. De acuerdo a los datos conocidos este miércoles, un año después -segundo semestre de 2017- se contaban 1,9 millones menos de pobres y 500 mil argentinos que habían dejado de ser indigentes.
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