En su catequesis, el Pontífice explicó que existen “lugares comunes sobre vínculos de parentela creados por el matrimonio, sobre todo entre suegra y nuera” y pidió superar “los prejuicios más comunes”.
”Hoy en día la suegra es un personaje mítico, no digo que pensemos que son el diablo, pero siempre se dice que son malas. Pero son la madre de tu marido, de tu mujer”, recordó.
Francisco puso el acento en la importancia de relanzar las relaciones entre suegros y nueras o yernos en búsqueda de un nuevo vínculo generacional.
"La relación entre nuera y suegra no siempre es fácil. Los celos de la madre pesan tanto como la intolerancia de las jóvenes novias", reconoció el argentino.
"A vosotras, suegras, os digo: tened cuidado con vuestras lenguas. Es uno de los pecados de las suegras, la lengua", advirtió.
También explicó que “la juventud se revela capaz de dar de nuevo entusiasmo a la edad madura” y que” la vejez se descubre capaz de reabrir el futuro para la juventud herida” y ante ello insistió en la importancia de “una alianza de las generaciones”.
En sintonía, Francisco aseguró que es “un pecado grave” considerar a los ancianos “un desecho” y que hay que “protegerlos, honrarlos y darles dignidad” y no dejarles solos, durante la audiencia general de los miércoles que después de dos años por la pandemia regresó a celebrarse en la plaza de San Pedro.
Por otra parte, el Papa pidió a los padres que siempre acerquen a sus hijos a los ancianos, “incluso cuando estén enfermos o no muy bien de la cabeza” y que “si no hay otra posibilidad que llevarlos a las residencias” que se vaya siempre a visitarlos.
”Son el honor de nuestra civilización y los hijos a veces se olvidan de ello (...) Pensar que son un desperdicio es un pecado grave”, puntualizó.