Si bien en su última etapa se lo vinculó estrictamente al automovilismo deportivo, una de sus grandes pasiones (y donde creó su propia agencia), a lo largo de su carrera profesional se desempeñó en diferentes facetas como reportero gráfico, y era respetado y muy querido por los colegas de las múltiples redacciones por las que pasó como Clarín, Página 12, Nuevo Sur e Interdiarios, entre otras.
El 5 de octubre de 1982, mientras trabajaba para la agencia de noticias DyN, capturó con su cámara una de las imágenes más representativas de la última dictadura militar en Argentina; Ranea se metió en el seno de una marcha de las Madres de Plaza de Mayo y gatilló sin saber que acababa de hacer una foto que recorrería el mundo y que fue bautizada "El abrazo partido", en el que se ve a un policía con los ojos vidriosos abrazando a una madre.
"Las Madres y otras organizaciones de Derechos Humanos armaron la 'Marcha por la Vida' que debía terminar con la entrega de un petitorio en la Casa Rosada. Había muchísima gente y la Policía tenía orden de no dejarlas llegar a Casa de Gobierno", recordó Ranea.
La imagen de Ranea se transmitió por radiofoto al interior y los diarios porteños tuvieron copias en papel. También llegó a los medios internacionales y fue tapa de Clarín, La Voz (Córdoba), New York Times y Miami Herald (de Estados Unidos), El País (España) y Excelsior (México), entre otros.
Un año después por ese trabajo tuvo el honor de recibir el Premio Rey de España, uno de los mayores galardones del fotoperiodismo de habla hispana.
En junio de 1989, otro trabajo suyo cobró gran trascendencia y fue cuando fotografió al exdictador Emilio Massera, condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad, caminando libre por las calles del barrio de Palermo.