Esta bella historia surgió cuando según lo que narró su dueño en un post de Taringa, su mascota, Pity, de cuatro años, se fue de un día para el otro sin dejar rastro. "Él era mi amigo, y mi compañero, fiel e incondicional, y cuando se fue, parte de mí se fue con él porque soy re bichero", aseveró.
Lo buscó intensamente durante este tiempo, pero sin esperanzas. Hasta que este miércoles, en el negocio que tiene en su casa, vio que una cabeza se asomó por la ventana. "Al principio pensé que era un pibe, ya que era la hora en la que volvían del colegio, pero cuando me acerco y lo miro bien, era mi perro", contó emocionado.
El hombre relató que cuando lo llamó por su nombre, el can empezó a mover la cola y a lloriquear. "Para el habrá sido todo un cambio, ya que en dos años pasaron miles de cosa: fui papá, tuve un sobrino que vive en casa con la familia de mi hermano, y tengo dos perros más que no tenía cuando estaba el. Le está costando mucho readaptarse, pero tenemos casi la misma relación que antes", subrayó.
Además, precisó que Pity llegó a su casa con una oreja lastimada y rengueando. "Anoche durmió adentro de la casa, al lado de la cuna de mi nena, creo que se van a llevar bien. A él se lo ve tranquilo y muy cómodo, por lo visto ya se siente en casa otra vez", concluyó.
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