Se trata de una droga con severas consecuencias para la salud. "Cada vez tenemos más casos complicados en boliches, fiestas privadas o clandestinas", alertó un especialista.
Dos años atrás, un informe de Diario Popular alertaba sobre la llegada al país de la cocaína rosa, que empezó a comercializarse en boliches, con un costo elevado, y lograba tener adeptos de manera rutilante. La realidad es que se trata de producto muy peligroso, con severas consecuencias en la salud. Ahora, un informe reveló que su consumo aumentó más del 70% en lo que va de 2024.
El dato surgió de un informe de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), y su titular Claudio Izaguirre ratificó que "la sustancia literalmente enloquece a la persona que la consume. De forma casi inmediata, puede hacer cualquier cosa ya que el grado de excitación es gigante, y esto ocurre muchas veces porque quienes consumen son inducidos a hacerlo o no tienen idea lo que están metiendo en su organismo. Pero hablamos de una sustancia sintética altamente poderosa y destructiva".
"Su consumo no paró de avanzar desde que arribó al país. Es necesario que se extremen las medidas. En los primeros ocho meses del año, el consumo en el país de esta sustancia se disparó un 70%", dijo Izaguirre. Y precisó: "Quien provee este tipo de drogas es un homicida y no tiene ningún afín con la vida, porque sabe que pone en serio riesgo a la persona. Tenemos cada vez más casos de cuadros de salud complicados en boliches, fiestas privadas o clandestinas. Es preocupante".
El especialista recordó que "hace varios años que se viene advirtiendo de la llegada de esta droga al país, que se produce para ser comercializada en boliches y fiestas que son armadas para tal efecto".
"Aunque popularmente se la denomina 'cocaína rosa', el polvo de color rosado no tiene ninguna relación química con el estimulante a base de hoja de coca. Es una sustancia de diseño muy poderosa y destructiva", explicó Izaguirre. Lo cierto es que se trata de un cóctel de varias sustancias, principalmente ketamina, un anestésico usado en animales. En los laboratorios se le agrega éxtasis y el alucinógeno mescalina.
"Esa combinación de sustancias, que los productores van moldeando a su antojo en términos del poder que tiene, es absolutamente peligrosa. Hay que decirlo las veces que haga falta, estamos ante un producto instalado en el mercado de la venta y la compra de sustancias. Crece su consumo, del mismo modo que las situaciones complicadas", advirtió el especialista. Se sabe que en otras versiones, la mezcla incluye medicamentos psiquiátricos de la familia de las benzodiacepinas y hasta opioides, analgésicos altamente adictivos.
En Estados Unidos y Europa, la sustancia tiene un largo recorrido. Allí la conocen como 'Tusibi', una adaptación del inglés 2C-B, un alucinógeno sintetizado por primera vez en los años '70 en EE.UU. y prohibido a nivel mundial desde el 2001. Los expertos afirman que se creó como un cóctel tratando de imitar la molécula original 2C-B, por lo que se buscó generar una sensación similar.
"Ya lo dijimos, a este producto lo ponen de moda a través de la publicidad del boca a boca. Y se distribuye en toda Latinoamérica. Lo que quiero aclarar es que, cuando hablamos de este tipo de drogas, no necesitamos trasponer fronteras. La forma que hay de obtener esta sustancia es a través de una receta química que cualquier ingeniero químico lo puede desarrollar en la cocina o baño de su casa, y a partir de ahí poder llevarla a pedido al lugar donde se está organizando la fiesta electrónica", dijo Izaguirre.
"De esta forma, se puede comercializar este tipo de productos sin la necesidad de que una frontera permita o impida que esta sustancia aparezca al alcance la de la mano sobre todo de los jóvenes, que sufren las consecuencias", concluyó.