El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) se adelanta al Día Internacional de las Personas de Edad, que se recuerda cada 1 de octubre, y actualiza el dosier con estadísticas sobre su perfil demográfico, situación económica, salud y bienestar, y actividades en la vejez.
Si bien nacen más varones que mujeres, la mayor sobrevida de estas genera una vejez feminizada. Mientras las mujeres mayores tienden a residir en hogares unipersonales, los varones envejecen acompañados por sus pares.
Dentro del total de personas de 60 años y más, las mujeres de 75 años y más representan el 34,1% de la población mientras que los varones alcanzan el 27,3%.
En este contexto de vejez feminizada, hay una mayor proporción de mujeres de 75 años y más que viven solas respecto a los varones; en contrapartida, los varones de este grupo de edad tienden a conformar hogares unigeneracionales, es decir que están acompañados en su vejez.
Si bien la principal fuente de ingresos de las personas mayores está conformada por los recursos provenientes del sistema previsional, los varones en edad jubilatoria tienen una mayor proporción de ingresos laborales que sus pares mujeres.
Las personas mayores con niveles educativos más altos tienden a permanecer más tiempo en el mercado laboral, principalmente por el tipo de ocupaciones que desarrollan.
La permanencia en la actividad laboral de las personas mayores no solo está relacionada con las necesidades económicas, sino también con el nivel educativo alcanzado y las posibilidades laborales que brinda.
La tasa de actividad de las personas mayores que viven en hogares de bajos ingresos y aquella de los hogares de altos ingresos tiende a presentar niveles similares.
El 91,0% de los varones de 65 años y más tiene cobertura previsional, mientras que alcanza al 87,6% de las mujeres en edad jubilatoria.
Las brechas por sexo en el mercado de trabajo inciden en la etapa de retiro. Las mujeres suelen acumular menos años de aportes y percibir haberes jubilatorios inferiores.
Los niveles de informalidad en el mercado de trabajo argentino limitan las posibilidades de acceder a la jubilación para las personas que alcanzan la edad de retiro.
El régimen de moratoria permite completar los aportes jubilatorios mediante un plan de pagos que se descuenta de los haberes percibidos.
Setenta y ocho de cada 100 mujeres perciben jubilaciones a través de moratorias, mientras que esa proporción se reduce prácticamente a la mitad entre los varones. En promedio, por cada 100 pesos que percibe un varón por una jubilación sin moratoria, una mujer recibe 96. Esta brecha aumenta para la población con moratorias.
La afiliación a coberturas de salud es prácticamente universal en la población en edad jubilatoria: el Programa de Atención Médica Integral (PAM1) es una obra social específica para las personas mayores e incluye a aquellas de 70 años y más sin jubilación.
En 2010, las mujeres a los 60 años tenían, en promedio, casi 14 años de esperanza de vida saludable, mientras que sus pares varones no alcanzaban los 12 años.
Las mujeres de entre 60 y 74 años dedican alrededor de 2:40 horas al cuidado de su salud. Diecisiete de cada 100 personas entre 60 y 75 años consumió tranquilizantes en el último año.
Los hábitos de consumo se relacionan con la sociabilidad: el consumo de alcohol entre las personas de 60 a 75 años se realiza con más frecuencia en compañía de familiares.
La percepción negativa sobre la propia alimentación disminuye a medida que las personas envejecen. Las personas mayores atribuyen su mala alimentación a sus hábitos y al precio de los alimentos.
Once de cada 100 mujeres de 60 años y más realiza actividad física, mientras que 15 de cada 100 varones lo hacen.
Noventa y cuatro de cada 100 mujeres de 60 años y más realizan tareas de trabajo no remunerado, mientras que en los varones del mismo grupo de edad son 85 de cada 100. Esta diferencia se verifica, principalmente, en las tareas de trabajo doméstico.
Las mujeres de 60 años y más dedican, en promedio, 1:16 horas más que los varones al trabajo doméstico.
Ochenta y dos de cada 100 personas de 60 años y más utilizan celular. Esta proporción disminuye a 21 de cada 100 personas mayores para el uso de computadoras.
La utilización de T1C es más elevada entre las personas mayores del quintil de más altos ingresos. Las personas de 60 años y más usan el celular en menor medida que las personas más jóvenes. Mientras que lo utilizan 5 de cada 10 mujeres de 18 a 59 años, desciende a 2 de cada 10 en el caso de las mayores de 60 años.
Entre las personas de 60 años y más se incrementa el tiempo destinado a ver televisión. Las personas mayores le dedican, en promedio, 4 horas por día, mientras que las de 18 a 59 años lo hacen menos de 3 horas.