Luego de que Tomás Toto Kirzner, el hijo de Adrián Suar y Araceli González, confesara que fue abusado cuando era un niño, trascendió que, en la Argentina, tres de cada diez personas fue víctima de algún tipo de abuso en la infancia, al tiempo que especialistas indicaron que existen muchas "cifras negras" en relación a episodios que nunca fueron denunciados.
El caso de Kirzner trajo consigo una vieja polémica al debate mediático y generó una fuerte repercusión en redes sociales: los abusos sexuales a menores de edad. Es que, ante las cámaras de televisión, el actor contó que fue abusado en dos ocasiones cuando él tenía siete años.
En este contexto, fuentes judiciales le confiaron a DIARIO POPULAR que tres de cada diez personas fue víctima de algún tipo de abuso cuando eran menores de edad, un dato polémico en el marco de una problemática que va en aumento en la Argentina.
De esta manera, el abogado especialista en temáticas de género y docente de la UBA, Andrés Bonicalzi, explicó que "hay que tener presente que hay muchos de estos hechos que no son denunciados y en muchos casos tampoco son develados al entorno, por lo cual hay una cierta cifra negra que puede ser un obstáculo para poder dar una estadística lo más fiel posible".
"Hay casos que se dan a conocer mucho tiempo después. Esto ocurre por diversos motivos que van desde el miedo que sufre la víctima, que en muchos casos es amedrentada por su abusador; también por la vergüenza que les genera el develamiento y el sentir culpa que le genera lo ocurrido", indicó.
"En el caso de las víctimas de abuso sexual infantil, en su mayoría, estamos hablando de abusos intrafamiliares y éste es un elemento que dificulta la exteriorización del abuso, ya que está esa sensación de que la familia se va a destruir y el pensamiento de ‘cuando yo devele lo que me está haciendo esta otra persona cercana, la familia se va a partir’. También aparece el miedo a no ser querido, a que no le crean… son muchos los elementos que pueden generar que el develamiento sea tardío", detalló el especialista en diálogo con este medio.
Y continuó: "También, en muchas ocasiones y dependiendo de la edad, la víctima de abuso sexual infantil tiene la dificultad para elaborar lo que le pasó. Me refiero a que hay ciertos tocamientos que una víctima de entre dos y cuatro años puede llegar a detectarlos como intrusivos, pero por su inmadurez tiene la dificultad de otorgarle a esa conducta un carácter sexual. Entonces, en la medida que esto le genera una dificultad para entender lo que le pasó, luego tiene dificultades para ponerlo en palabras y, obviamente, el develamiento se retarda en el tiempo".
Bajo esta línea, Bonicalzi alegó que "el develamiento tardío tiene que ver con víctimas de abuso sexual en la infancia que tardan en contar lo que le pasó pero que no lo hacen en la adultez".
"En el caso de los adultos, hay que dividirlo en dos partes: lo que tiene que ver con la adolescencia y lo que tiene que ver con la adultez. En el caso de la adolescencia, hay ciertas víctimas de abuso sexual en la infancia que las podemos percibir como asintomáticas y cuyo trauma se encuentra en estado de latencia. Ese trauma aflora con la adolescencia, que es el momento madurativo en el que se va construyendo la sexualidad", comentó al tiempo que agregó: "En el caso de los adultos, cada víctima va a exteriorizar el abuso en el momento y la manera que puede, en muchas ocasiones una víctima puede haber develado el abuso, pero no denunciado".
"Algunas personas sienten la necesidad de perseguir jurídicamente estos hechos de los que fueron víctimas, en algún punto con un fin terapéutico, es decir, la persecución de ese hecho tiene un cierre con la Justicia y como una respuesta a ese niño o niña que sufrió el abuso y que dejó secuelas psíquicas", concluyó el letrado.
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