Con disimulo, sin querer llamar la atención, apareció el ministro
Juan José Aranguren,
el primero de los 373 exponentes. Inmediatamente, se sentó en el centro de la mesa que atravesaba el escenario y acomodó sus manos en pose de plegaria. No rezaba. Estaba seguro. Una vez que Corcuera decretara el inicio, el integrante del
Ejecutivo Nacional tendría 20 minutos para convencer al país de la "necesidad" de imponer un aumento del 203 por ciento --en promedio-- en los precios de gas.
Juan José Aranguren - Audiencia Pública del gas. Foto: NA Fuera del edificio no había solemnidad: los bombos y los redoblantes marcaban el ritmo de la mañana en el barrio de
La Boca. Las primeras columnas que acorralaron el predio fueron las del
Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), el Frente de Izquierda y el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). En la esquina de Caboto y Caffarena, los primeros oportunistas ya prendían el fuego para embadurnar a los manifestantes con el humo de choris y patys irresistibles, aún horas antes del mediodía.
Manifestantes en la Audiencia Pública del gas. Foto: NA
"Abajo el tarifazo", "#NoAlTarifazo" y "Macri pará la mano" eran las consignas que flotaban en los carteles de palo. A la cabeza de la muchedumbre se distinguía a los principales referentes de las agrupaciones, que se predisponían a hablar con la decena de móviles televisivos que cubrían el evento. ¿Estaban contra la Audiencia Pública? No.
El cuestionamiento se centraba en el modo en que el Gobierno realizó la convocatoria. "Sin el desglose del valor del gas en boca de pozo, todo esto no tiene sentido", era el argumento común entre
Myriam Bregman, Christian Castillo, Gabriel Solano y Néstor Pitrola, algunos de los dirigentes que alzaron la voz contra lo que sucedía a 150 metros, en el interior de La Usina.
Manifestantes en la Audiencia Pública del gas. Foto: Telam
Adentro, sentada a la izquierda de Aranguren,
Marcela Valdez, gerente interina de Asuntos Legales del
Ente Nacional Regulador del Gas (ENaRGas), iniciaba el acto con la lectura del "reglamento" de la Audiencia Pública. Valdez no hablaría más durante las 12 horas siguientes, aunque tuvo asistencia --casi, por alguna escapada al baño-- perfecta a
las 69 exposiciones del primer día. Eran las 9.19 y Aranguren seguía igual, con el mentón apoyado en sus manos --que no se habían separado desde hacía 15 minutos--. Corcuera lo presentó, el ministro se paró, caminó sin vacilar y ocupó el atril ubicado a la derecha del escenario
mientras el auditorio, ocupado en un 90 por ciento, lo aplaudía.
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Comenzaron a pasar las diapositivas y el funcionario más cuestionado del Gabinete Nacional siguió el librito ensayado hasta el hartazgo. Su exposición no duró ni un segundo más, ni un segundo menos: 1.200.
Fueron 20 minutos continuos de datos duros que sólo expertos podrían cuestionar o elogiar. Terminó la exposición y la sala lo volvió a aplaudir. ¿Había respondido Aranguren la pregunta clave: cómo se configura
el costo del gas en boca de pozo? No. Lo aplaudieron igual. El ministro se fue; la mitad de los concurrentes, también.
Manifestantes en la Audiencia Pública del gas. Foto: NAAfuera, el sol ya comenzaba a adueñarse del eje del cielo y las columnas de la izquierda se mezclaban
con otras formaciones de agrupaciones gremiales y políticas, que también llegaron a La Boca para rechazar el cómo y no el qué. El humo era irresistible y se había convertido en la única nube. El puestito de Caboto y Caffarena no estaba solo. Había variedad: bondiolas, patys, choris y salchipapas eran algunos de los manjares que se ofrecían
desde 30 pesos.
En la calle corría el rumor que "un loco" había interrumpido la Audiencia a los gritos.
El "loco" era Juan Antonio Larrea, diputado provincial de San Luis del Frente para la Victoria. El legislador sacudió la modorra de una jornada que se desarrollaba, adentro, sin sobresaltos. "Todo es una farsa", gritaba el hombre, mientras insultaba al aire contra el ministro Aranguren. Larrea había completado el formulario para ser uno de los expositores, pero el ENaRGas --ente encargado de la organización--
lo rechazó a él, como a otros cientos de ciudadanos que "no cumplieron los requisitos", según voces oficiales. Corcuera, político hasta la médula, logró calmar al denunciante y volvió a otorgarle la palabra al orador de turno.
Audiencia Pública del gas. Foto: NA
Ya había pasado el mediodía, se acercaba la tarde, y las calles de La Boca se vaciaban. Quedaron
los residuos de una nueva jornada de protesta multisectorial. Los comerciantes del barrio se hicieron el día y ya para las 4 de la tarde no tenían más bebidas ni sánguches. Las persianas comenzaron a bajar, como el sol.
Pero
adentro todo seguía igual: expositores usaban sus 5, 10 o 15 minutos --el tiempo dependía del tipo de entidad a la que representaba--, para hablarles a los taquígrafos y a un auditorio que cada vez contaba con menos asistencia.
Ahora, las luces eran tenues adentro y afuera. La Audiencia Pública se fue quedando sin gas, a la espera de que la llama se reavive cuando este sábado se retomen las exposiciones.
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