A 40 años de aquellos acontecimientos, y leyendo el detallado y absolutamente documentado nuevo libro de Juan Bautista Yofre, titulado “La trampa” (editorial Sudamericana), que lleva por subtítulo “Por qué y cómo el Proceso tomó la decisión de ocupar las Malvinas”, encontramos que aquel 7 de abril de 1982, en que – por decreto – se constituyó la gobernación de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, un avión Fokker F – 28, de la Fuerza Aérea Argentina, había despegado desde el Aeroparque Jorge Newbery – en la Ciudad de Buenos Aires – llevando un numeroso grupo de invitados especiales para estar presentes en aquella ceremonia.
En el listado, me sorprende encontrar al cardiocirujano Dr. René Favaloro. Unos instantes de hacer memoria alcanzan para recordar que, en efecto, él fue uno de aquellos viajeros. De quienes abordaron ese vuelo, hubo una sola mujer: la profesora Celina Repetto.
Me pregunté ¿qué habría motivado a una persona de férreas convicciones democráticas y sanmartinianas para haber aceptado aquella invitación? Favaloro, alguien de demostrado pensamiento racional reflexivo, habituado a dedicar todo el tiempo necesario antes de tomar una decisión trascendente, había subido a aquella aeronave que transportaba a un variopinto conjunto.
Tanto es así que, en su edición del 8 de abril de 1982, el diario El País (España) publica lo siguiente: “En el extraño vuelo charter, que por la disparidad ideológica de las personas que trasladó hubiera sido inimaginable antes de la ocupación de las Malvinas, figuraban, entre otros, el líder justicialista Deolindo Bittel, el radical Carlos Contín, el federalista Alberto Robledo, el sindicalista de la CNT Jorge Triaca y figuras científicas y culturales, como el cirujano de corazón René Favaloro o la profesora Celina Repetto.”
En declaraciones a una entrevista del periodista Roberto Maidana (que aún se encuentra en You Tube), realizada en su consultorio, Favaloro – con ropa de médico puesta – comenta: “Es un día trascendental para la historia argentina. Evidentemente, yo creo que ha servido para demostrar muchas cosas y por sobre todas las cosas que los argentinos están unidos, están convencidos que el paso que se ha dado ha sido de trascendencia y necesario. Yo creo que detrás de la Junta Militar están todos los argentinos.”
Ahora bien, ¿sería realmente este el pensamiento del médico o sus palabras fueron expresiones obligadas por circunstancias que no fueron indagadas aún?
Ante la falta de mayores datos – puede rastrearse todo el ciberespacio para hallar sólo alguno que otro exiguo dato – decidí entrevistar, en forma privada, al escritor Carlos Penelas, quien fuera jefe de prensa de la Fundación Favaloro, miembro de su comité de ética y persona de confianza del cardiocirujano.
"En aquellos días vivimos el delirio de las Malvinas –me dijo Penelas– ; parecía una borrachera ideológica; nacionalista, irracional. Fui uno de los pocos que desde el primer día critiqué esa suerte de enajenación colectiva. Lo hablé con el Dr. Favaloro en su despacho en dos oportunidades. Él también advertía el error, el desatino. Le señalé que no viajara, por que iban a utilizar su figura de prestigio internacional para confundir y engañar. Me consta que la presión que tuvo durante esos días fue muy grande y, tras pensarlo, no encontró otra opción que subir a ese avión rumbo a Malvinas".
Y agregó: "Viajó –a la ida y a la vuelta– con la profesora Cecilia Repetto. Eligió sentarse a su lado y conversar sobre educación y temas culturales. Esto, por supuesto, me lo contó al regreso de ese denominado 'Chárter de la Unidad'. Poco después sufrimos con el retorno de los soldados de Malvinas por el ocultamiento de ellos que se hizo y como fue visto como amenaza para las FFAA. Muy lamentable todo".
Otras averiguaciones que estuve haciendo me permitieron confirmar que Favaloro había tomado la decisión de no hablar más de aquel viaje. Ante la falta de datos concretos para evaluar si aquellas declaraciones televisivas del médico, para el canal estatal, denotaban su real convicción o fueron producto de las presiones a las que estaba sometido, volví a consultar a Carlos Penelas, habida cuenta de que, a través de las casi cotidianas conversaciones privadas, conocía hechos desconocidos para la mayoría.
“La presión fue de la Junta (Militar de gobierno dictatorial de esa época) –informa Penelas–; no son presiones que se envían por escrito, nadie quiere que esas cosas queden documentadas. Pero lo real es que el 'gobierno nacional' era aval de varios préstamos internacionales que había para la Fundación. Quitar el aval anulaba los planes de crecimiento para investigación y desarrollos médicos que Favaloro tenía planificados. Y así hubo varios métodos para obligarlo a que hiciera aquel viaje.”
Consulté al escritor sobre si, de acuerdo a su percepción y conocimiento, en algún momento aquellas presiones eran tales como para pensar que la vida del cardiocirujano estaba en peligro.
“No hubo peligro de su vida, para nada, –me respondió Penelas– era un tema más fino, más delicado. Él llevaba sobre sus hombros un proyecto que era para el país, de poner la cardiología argentina en primer lugar en Sudamérica. Hay que recordar que Brasil tenía centros cardiológicos de primera.
"Favaloro, con la Fundación pretendía estar en primer lugar -agregó Panelas-, que otras instituciones tomaran un ejemplo de transparencia, de ayuda a la comunidad. Y otros temas relacionados. Lo hablamos muchas veces: le decía que no se puede estar en los dos lados. O se levanta una empresa o se critica un sistema de salud y todo lo que ello implica. Con los años el desgaste, las críticas, mayor rivalidades, palos en la rueda, etc. Una lucha muy fuerte. Dentro de todo eso: Malvinas.”
Cabe destacar que, concluida la guerra, Favaloro decidió que los veteranos de Malvinas que requirieran asistencia médica fueran atendidos sin cargo y que tanto ellos como sus hijos, familiar directo o familiar a caro, pudieran estudiar becados en la Universidad Favaloro. Al presente sigue siendo de ese modo.
Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, filósofo y escritor. e mail: [email protected]