A partir de la década del ‘90, al acercarse las celebraciones carnavaleras, al calor de la necesidad de nuevas expresiones, surgieron en los barrios de Buenos Aires muchas murgas, cada una con su identidad, sus colores y su estilo, pero intentando unificar un mensaje de participación popular y de transgresión ante los problemas políticos y sociales.
Entre esas agrupaciones nacidas por esos años, se destacó especialmente la autodenominada Los Duendes de la Cortada, que eligieron como lugar de reunión la esquina de Espinosa y Vallese, en pleno barrio de Caballito, y que se sumaron a otras ya instaladas, como Los Viciosos de Almagro, Los Reyes del Movimiento en Saavedra, Los Elegantes de Palermo y Los Mimosos de Paternal.
Uno de los principales propulsores de esta murga fue Gustavo Masó, un artista en todos los sentidos: cantante, actor, compositor y director de teatro, un real “todoterreno” del arte, y cuya premisa favorita es que “el arte debe entretener pero también servir para transformar a la sociedad y decir lo que no se puede de otra forma”.
Nacido en Palermo, Gustavo Masó (62), casado con una instructora de yoga, padre de Lucía, Pedro y Manuel, e hincha de River, cuenta que “yo crecí en la calle, vivíamos en Nicaragua y Gurruchaga cuando el clásico cotidiano era jugar a la pelota sobre la vereda y el empedrado, y recién llegaba el pavimento, Palermo estaba lejos aún del estilo más fashion que tuvo luego”.
Sin antecedentes de parientes artistas, salvo una tía bailarina, ya que su padre era martillero y vendía corbatas, Gustavo cuenta que “en aquellos carnavales de mi adolescencia jugábamos con agua o espuma, e íbamos a los festivales musicales en los clubes, desde Comunicaciones hasta San Lorenzo, y allí convivían todos los estilos, desde Serrat a Katunga, y a veces también íbamos al clásico corso de avenida de Mayo”.
Asi fue que Gustavo, que en los años ‘80 comenzó su carrera actoral tanto en televisión como en teatro y cine, de a poco empezó a acercarse al fenómeno murguero.
Explica que “como vivía en Caballito, y en la zona no había murgas, armamos Los Duendes de la Cortada, y empezamos a participar y armar coreografías, shows, números varios”, y comenta que ‘unos años después Los Duendes - donde algunos de sus integrantes eran de la barra de Ferro- se dividieron y pasaron a ser Los Duendes de Caballito, con quienes seguí durante más de una década’.
Gustavo señala que “además de desarrollar una tarea muy original con un estilo diferente de propuesta murguera, muy teatral y muy transgresora, con elementos muy excéntricos, jamás pensamos tener un éxito masivo, era una expresión barrial".
Pero hacia 2006 cuenta que “yo compuse un tema que grabaron ellos, arreglado por Diego Robascio junto a Juan Subirá y Dani Buira, y que estaba ligado a un buen desempeño de Los Pumas en el Mundial de ese año. Se llamaba “Haka Nacional”, y sin habérnoslo propuesto se difundió por todos lados”. Esta suerte de declaración social y evocativa de personajes del arte nacional fue interpretado por Los Duendes de Caballito, y se incluyó en dos volúmenes de ‘Carnaval porteño’.
Según Gustavo, las murgas resurgieron porque “en los 90’ había mucha gente que salía a la calle a expresar su descontento por cosas que pasaban, y la murga fue un lugar de contención contra la globalización, la calle te daba un lugar, era como establecer una identidad”, y cree que con el tiempo ‘las murgas crecieron, hoy hay más de 100, y cada día mejoran más su propuesta, tanto en el canto como en los arreglos, en la poética, o la coreografía”.
Actualmente Gustavo Masó se encuentra preparando una obra llamada “Luchando” y explica que “allí hablo de las utopías y el sueño colectivo y en poco tiempo lo presentaré al público”, mientras anticipa que “en junio se comenzará a emitir por el canal Disney Junior una obra de ficción y animación para chicos, llamada “Nivis, amigos de otro mundo”, donde hago un muy lindo personaje de un director de orquesta muy especial, y se emitirá para toda Latinoamérica’.
Evocando sus incursiones en el cine, Gustavo recuerda sus personajes en “Koblic”, “Rouge Amargo”, “Solo gente” y “La sonámbula” de Spiner, entre otros y asegura que “me gusta todo, pero no hago lo que me aburra, o lo que no siento, en una ocasión me ofrecieron hacer cámaras ocultas pero me negué, porque no es algo que sienta hacer”.
Amante de la música, admirador tanto de Piazzolla como de Spinetta, Charly y de distintos géneros, Gustavo es cantautor y sus temas “Cuequita del enamorado” y “Originario”, fueron grabados por el grupo Ata la Taba. Como si fuera poco, Gustavo tiene además dos libros publicados: “Feliz existencia” (2012) con ilustraciones y diseño de Marisol Carbajal, y “Voy”, diseñado por Nélida Fernandez Olguín (2017).
Simultáneamente a su tarea murguera, que se extendió 20 años, Masó dirigió una revista barrial llamada Agrupación Caballito, y durante seis años condujo por FM La Tribu un programa llamado ‘Caballito de Batalla’. “Era un ciclo matinal, con reportajes, actualidad, humor, y mucha participación de los oyentes”.
Con mucha experiencia como organizador y creativo, Gustavo señala que “también hicimos talleres de murga gratuitos para escuelas públicas, y armamos las fogatas de los santos, las llamadas Noches de Poetas, o armábamos eventos en otras escuelas de la zona o en museos del barrio, donde participaba toda la familia”.
Con una gran vocación por el teatro, Gustavo estudió con Claudia Kricun en la Escuela de Arte Dramático, y en 1982 debutó con una obra propia: era “Hasta que hagamos el sol”, en plena época de Malvinas, una obra muy transgresora desde lo político, que se presentó en Teatro Abierto.
Destaca que “durante tres años estuve en El Burgués Gentilhombre, junto a Pinti, Garzón y Lucrecia Capello, en el San Martín, y en el Cervantes comparti con Tony Lestingi y Claudio Gallardou “La visita guiada”, y además hice obras propias, como “En busca de Pino Baucher” y la más reciente “Voy”, de la cual edité un pequeño librito, donde me encargué del guión, la dirección y actuación”.
En la pantalla chica, Gustavo participó en obras, novelas y unitarios, haciendo roles muy diferentes. Recuerda que “debuté en 360 Todo para ver, y luego hice comedia, drama, de todo, desde Locas de amor, Socias, Como pan caliente, Son de Diez, Son Amores y Ruleta rusa, entre muchos otros”.
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