Marcelo, de 58 años,que no deja de enseñar por más que se haya jubilado como profesor de música y que actualmente acompaña a cuatro cantantes de tango, no reniega para nada de su vínculo con los pentagramas, pero menos aún de ese placer de sentir el fútbol hecho sangre rodando por sus venas.
"Viví mucho el fútbol, sobre todo el del ascenso, y en especial porque una gloria de Huracán de la época de (Herminio) Massantonio, Emilio Baldonedo, era primo segundo mío y siempre me relacionaban con él cuando alguien se enteraba de mi apellido", relató Marcelo a HISTORIAS DE VIDA.
Tantas tardes de fútbol lo llevaron a empaparse de las viejas propagandas que sonaron por años en las canchas de la Capital y el Conurbano, justamente como marco a los anuncios que se daban desde la voz del estadio.
"Para mí rememorar el inolvidable 'Proveduría Deportiva tiene de todo, todo' o 'si su piloto no es Aguamar, no es impermeable le puedo asegurar', suena como música que también me identifica con un sentir", aclaró.
Aunque nació en Caballito, con sus padres se mudó a Sarandí, a una veintena de cuadras del hoy estadio Julio Humberto Grondona. Titina, su mamá que todavía reside en la zona, fue testigo de las tardes que su hijo dejaba los libros del secundario y se iba para la cancha convocado por el gol a gol que vibraba desde la transmisión radial sabatina.
De joven trabajó siete años en un banco, estudió dos de ingeniería pero se afianzó en la vocación por los pentagramas que lo llevaron primero a la docencia, por la que llegó a ser director del Instituto de Música de Avellaneda y profesor de la especialidad en el Colegio San Martín, de esa localidad, y después al campo profesional.
Acompañó a un grupo de cumbia, por años entró a tocar en boliches de San Telmo en plena madrugada y actualmente trabaja con las cantantes Patricia Malanca, Victoria Morán, Mariel Merino, Geraldine Trenza Cobre y Miriam Barros.
Informa, la voz del estadioPero en febrero del 96, como quedó dicho, Marcelo incorporó otra faceta que lo acercaba más al Arse, el cuadro que desde la humildad le disputaba a Independiente, del que es socio vitalicio, el dominio de su identidad futbolera. Hoy, en su casa de Crucesita . afirma que si bien el Rojo le significó "una cosa muy impactante, Arsenal me hacía sentir protagonista". Y esa sensación fue más aún cuando le propusieron hacerse cargo de la voz del estadio en un reemplazo para un sábado que ya suma dos décadas.
Ahora está enfocado en el proyecto de "El sueño del Pibe", como llamará el disco que sacará, apuntó, "a fin de año o el próximo con versiones de tangos tradicionales y temas de mi autoría". Hasta entonces, mientras prepara el lanzamiento, en cada partido como local de Arsenal, abrirá el micrófono, dará los equipos y percibirá con emoción futbolera el fantasma sonoro que ronda en cada voz del estadio: el viejo jingle del piloto Aguamar.