Jorge Mario Bergoglio fue el hijo de inmigrantes italianos que abrazó la vocacíón sacerdotal impulsado su abuela que le enseño a rezar.
El fallecimiento del Papa Francisco ocurrido este lunes, a los 88 años, hace propicio rememorar su vida desarrollada en la Argentina hasta los 75 años, cuando el entonces monseñor Jorge Mario Bergoglio acudió a Roma, para particidad del Colegio Cardenalicio que lo consagraría como el primer Pontífice latinoamericano de la Iglesia Católica y el argentino más importante de la historia.
Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio fue el mayor de cinco hijos de inmigrantes italianos.
Atribuyó a su abuela Rosa haberle enseñado a orar. Durante los fines de semana escuchaba ópera en la radio, asistía a misa y a los partidos del club de fútbol San Lorenzo, amado por la familia.
Dijo que recibió su llamado religioso cuando tenía 17 años y se dirigía a confesarse. " Algo extraño me pasó en esa confesión", relató en una biografía autorizada de 2010. " No sé qué fue, pero cambió mi vida. Me di cuenta de que me estaban esperando".
Ingresó al seminario diocesano cuatro años después y, en 1958, se transfirió al seminario jesuita, atraído por la tradición misionera y la militancia de la Compañía de Jesús.
Fue por esta época que sufrió un ataque serio de neumonía que derivó en la extirpación de la parte superior de su pulmón derecho. Su frágil salud le impidió convertirse en misionero como había deseado, y su mermada capacidad pulmonar fue quizá responsable de su voz como susurro y su renuencia a cantar durante la misa.
El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote y de inmediato comenzó a enseñar. En 1973, fue nombrado jefe de los jesuitas en Argentina, cargo que luego reconoció como una "locura", ya que solo tenía 36 años.
"Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me llevó a tener serios problemas y ser acusado de ser ultraconservador", admitió en su entrevista con La Civita Cattolica.
Su mandato de seis años como provincial jesuita coincidió con el comienzo de la dictadura de Argentina, que duró de 1976 a 1983, cuando los militares lanzaron una represión brutal contra las guerrillas de izquierda y otros opositores a la dictadura.
Bergoglio no confrontó públicamente a la Junta militar y fue acusado de permitir que dos sacerdotes de barrios marginales fueran secuestrados y torturados por no respaldar públicamente su trabajo.
Se negó durante décadas a disputar esa versión de los hechos. No fue sino hasta 2010 que, en una biografía autorizada, finalmente contó los esfuerzos que hizo tras bambalinas para salvarlos, como persuadir al sacerdote de la familia del dictador Jorge Videla para que se reportara enfermo y él pudiera dar misa en su lugar. Una vez en casa del líder de la junta, Bergoglio pidió clemencia en privado. Ambos sacerdotes fueron eventualmente liberados, entre otros pocos sobrevivientes.
Una vez que se convirtió en papa, comenzaron a surgir relatos de personas -sacerdotes, seminaristas y disidentes políticos- a las que Bergoglio salvó durante la "guerra sucia", al permitirles permanecer en el seminario de incógnito o ayudarles a salir del país.
Bergoglio viajó a Alemania en 1986 para investigar para una tesis que nunca terminó. A su regreso a Argentina, se mantuvo en Córdoba durante un período que calificó como una "gran crisis interior".
Sin el aprecio del liderazgo más progresista de los jesuitas de Argentina, Bergoglio fue rescatado de la oscuridad por San Juan Pablo II, quien lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992.
Seis años después fue nombrado arzobispo y en 2001 cardenal.
Estuvo cerca de convertirse en papa en 2005, cuando fue elegido Benedicto, al obtener la segunda mayor cantidad de votos en varias rondas de votación.