El caso conmociona a México. Los exámenes de laboratorio confirmaron que la sangre es humana y que no está contaminada por bacterias.
La ciudad de Morelia, en el estado de Michoacán, México, está conmovida debido a que a principios de junio se informara que en una vivienda se encuentra una figura de la Virgen de Guadalupe, en cuyo rostro aparecen -sin que hasta ahora se sepa la causa- lágrimas de sangre.
Los dueños de la figura, la familia Melchor Mondragón, viven en la colonia Obrera y percibir la presencia de la sangre avisaron a un párroco local, quien a su vez notificó a la Arquidiócesis de Morelia, que se ocupó de los estudios para determinar la naturaleza del "milagro".
Los exámenes de laboratorio confirmaron que la sangre es humana y que no está contaminada por bacterias. Aún faltan más pruebas para esclarecer el caso, que incluyen pruebas de sangre de los integrantes de la familia Melchor Mondragón y exámenes de ADN.
El sacerdote de la parroquia Santísima Trinidad, José de Jesús Alcázar Fuentes, comentó a la prensa local que "hubo una manifestación" que quedó grabada en un video donde la Virgen "llora de su ojo izquierdo las lágrimas, dos lagrimitas normales, y esa es la segunda manifestación que ha habido".
Entretanto, cientos de personas llegan a la casa de la familia Melchor Mondragón a diario para contemplar el inusual hecho con sus propios ojos. Mientras siguen las investigaciones eclesiásticas, los Melchor Mondragón optan por guardar silencio a la espera del veredicto final que esclarezca el caso.
Para la Iglesia Católica, un "milagro" es la manifestación extraordinaria de Dios, mediante un hecho sensible que ningún agente creado puede producir y su certificación implica un proceso riguroso.
En principio, tres condiciones son necesarias para que un hecho sea en realidad milagroso:
1- Que caiga bajo el dominio de los sentidos
El milagro tiene que ser un hecho sensible, que pueda ser examinado, considerado y apreciado al igual de los que se producen en la vida ordinaria, como sería, por ejemplo, ver con vida a un hombre que había estado muerto y en putrefacción; con vista a un ciego de nacimiento o que un hombre sin educación hable en diversas lenguas.
2- Que supere las fuerzas de cualquier agente creado
Este hecho sensible ha de superar las fuerzas de cualquier agente creado, de lo contrario, podría atribuirse a una causa natural. Se tiene certeza que no hay ley física alguna que de la vida a los muertos, la efusión de lágrimas o sangre a una imagen de yeso o madera, la curación súbita e instantánea de un leproso, o que haga surgir el hueso de una pierna o de un brazo, por ejemplo. Frente a ese tipo de hechos, se puede afirmar su causa productora no es propia de la Naturaleza ni en ninguna de sus leyes.
3 - Que reconozca a Dios por autor
Finalmente, para que exista el milagro propiamente tal, es preciso que ese hecho sensible y contrario a las leyes de la Naturaleza sea producido por Dios.