Durante la celebración más sagrada de la Iglesia Católica, los fieles deben participar de las celebraciones de estos días, orar, hacer obras de caridad y abstenerse de comer carnes rojas.
Durante la Semana Santa -que comenzó el pasado 13 de abril con el Domingo de Ramos y que finalizará el próximo 20 con el Domingo de Pascuas-, los fieles católicos deben participar de las ceremonias litúrgicas, orar, hacer obras de caridad, ayunar y, particularmente, abstenerse de comer carnes el Viernes Santo.
Además de este día, todos los viernes del tiempo de Cuaresma, así como en Miércoles de Ceniza, los católicos deben practicar la abstinencia, por lo que no comen carne. Sin embargo, quizá es poco conocido que esta costumbre penitencial se extiende a todos los viernes del año.
El Código de Derecho Canónico, la ley que guía la vida y el ministerio de la Iglesia Católica, establece en su canon 1250 que “en la Iglesia Universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de Cuaresma”.
A continuación, en el canon 1251, el Código detalla que “todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal”. Además, precisa que “ayuno y abstinencia se guardarán el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo”.
Sin embargo, la tradición no es universal: según el Código de Derecho Canónico, en su numeral 1252, la ley del ayuno rige para "todos los mayores de edad hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años", dejando excusados a los mayores de esa edad, como también a "aquellos que tienen problemas mentales, los enfermos, los frágiles" y las personas que estén embarazadas o amamantando.
Cuando se habla de carnes rojas, esto incluye a la carne de vaca, cerdo cordero e incluso, de aves. Tampoco pueden comerse en preparaciones como sopas. Si se permite la ingesta de pescado.
Las razones detrás de la veda de carne durante la Cuaresma y Semana Santa tuvieron diferentes explicaciones a lo largo de los siglos. Una de ellas es el ingreso en el período de "penitencia", donde el ayuno "es un acto de purificación para los cristianos".
También es una acción que simboliza el sacrificio de Cristo, quien ayunó durante 40 días y 40 noches en el desierto mientras era tentado por el diablo, antes de comenzar su ministerio público. O el de Moisés, que pasó 40 años vagando por el desierto junto al pueblo de Israel hasta llegar a la Tierra Prometida. Otra creencia de los antiguos cristianos era la relación de la carne roja con el pecado, como la lujuria y la ostentación.
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