Un importante descubrimiento científico dado a conocer recientemente, que determina un suceso que cambió la historia del universo: el choque de dos agujeros negros que generó una gigantesca ola gravitacional hace 7.000 millones de años.
En mayo de 2019, los detectores LIGO y Virgo captaron una señal producto de un antiquísimo choque entre dos agujeros negros estelares, del cual resultó el primer agujero negro intermedio que se haya descubierto jamás, 142 veces más grande que nuestro Sol. La colisión produjo una enorme pérdida de energía bajo la forma de una onda gravitatoria, que viaja por el espacio a la velocidad de la luz (esa onda fue la señal detectada).
“Es la explosión más violenta desde el Big Bang que haya observado la humanidad”, dijo el físico Alan Weinstein del Instituto Tecnológico de California, miembro del equipo que efectuó el descubrimiento del suceso, que tuvo lugar cuando el universo tenía la mitad de su edad actual.
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“Es concebible que esta pareja de agujeros negros se formara de manera totalmente distinta, posiblemente en un sistema denso con muchas estrellas muertas a su alrededor, lo que permite a un agujero negro capturar otro al pasar”, dijo al respecto la astrónoma Janna Levin, del Barnard College.
No obstante, la ciencia aún no puede explicar del todo cómo los agujeros negros fusionados logran encontrarse con otros para volver a fusionarse y crecer más. Una de las hipótesis es que los agujeros negros supermasivos se formaron inmediatamente después del Big Bang.