El grupo terrorista salió al cruce de los dichos del presidente de Estados Unidos, quien tras un encuentro con Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, propuso que su país reconstruya el enclave después del reasentamiento de los palestinos en otros sitios.
Hamás rechazó este miércoles las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la posibilidad de que su país tome el control de la Franja de Gaza. Sami Abu Zuhri, alto funcionario de la organización extremista palestina, calificó la propuesta de “ridícula” y “absurda”, y advirtió que podría generar inestabilidad en la región.
“Las declaraciones de Trump sobre su deseo de controlar Gaza son ridículas y absurdas, y cualquier idea de este tipo es capaz de encender la región”, afirmó Abu Zuhri a la agencia Reuters. El grupo terrorista que gobierna el enclave de facto desde 2007 rechaza cualquier intervención externa y asegura que el área pertenece exclusivamente a los palestinos y que su destino no debe ser decidido por actores externos.
La organización armada también advirtió que la propuesta de Trump, quien plantea el reasentamiento de los palestinos en otros países, representa una amenaza a lo que consideran su “derecho histórico sobre la tierra”. “No aceptaremos ningún plan que busque desplazar a nuestro pueblo de su tierra”, agregó Abu Zuhri.
El mandatario presentó su plan en una rueda de prensa en Washington junto con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, proponiendo reconstruir Gaza bajo administración estadounidense después del reasentamiento de los palestinos en otros países.
“Será nuestra responsabilidad desmantelar todas las bombas sin explotar, nivelar el terreno, deshacernos de los edificios destruidos y allanar la zona para impulsar un desarrollo económico que genere una cantidad ilimitada de empleos y viviendas”, afirmó Trump.
El líder republicano no descartó desplegar tropas estadounidenses para apoyar la reconstrucción de Gaza y aseguró que su país hará “lo que sea necesario” para completar ese proyecto. “En lo que respecta a Gaza, haremos lo que sea necesario. Si es necesario, lo haremos. Nos haremos cargo de esa parte y la desarrollaremos”, expresó.
“No es una decisión tomada a la ligera”, sostuvo, y aseguró que le gustaría convertir el territorio en “la Costa Azul de Oriente Medio”. La propuesta rompe con décadas de política exterior de EE.UU. sobre el conflicto israelo-palestino y provocó el rechazo de algunos países árabes.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita expresó su oposición a cualquier intento de desplazar a los palestinos de su territorio en un comunicado emitido este miércoles. “Arabia Saudí continuará con sus denodados esfuerzos de crear un estado palestino independiente (...) Y no establecerá relaciones diplomáticas con Israel si no es así”, indicó el texto divulgado en X por la cancillería saudí.
El comunicado añadió además que su posición “no es negociable” y que conseguir una “paz justa y duradera” es “imposible sin que el pueblo palestino obtenga sus derechos legítimos de acuerdo con las resoluciones internacionales”, como, indica, “se ha comunicado a la anterior administración estadounidense y a la actual”.
Trump sugirió que Jordania, Egipto y otros Estados árabes acojan a los más de dos millones de palestinos que actualmente viven en la Franja de Gaza, argumentando que no tienen otra opción que abandonar el enclave tras más de un año de conflicto entre Israel y Hamás.
Por su parte, Netanyahu, quien consideró que los dos mandatarios “forjarán un futuro brillante” para la región, afirmó desde Washington que la paz con Arabia Saudí “no es solo factible”, sino que “ocurrirá”, y se mostró confiado en que es posible con la ayuda de Trump.
“Creo que la paz entre Israel y Arabia Saudí no solo es factible. Creo que va a suceder”, afirmó el líder israelí en una rueda de prensa en la Casa Blanca junto a Trump. Desde el inicio de las hostilidades, la situación humanitaria en Gaza se deterioró gravemente. Un informe de Naciones Unidas publicado en enero estima que la limpieza de los más de 50 millones de toneladas de escombros dejados por los combates podría tomar 21 años y costar hasta 1.200 millones de dólares.
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