Dos atentados suicidas ocurridos este miércoles en el Parlamento iraní y en el mausoleo del imán Ruholá Jomeiní, en la ciudad de Teherán, fueron reivindicados por el grupo extremista conocido como Estado Islamico (EI). Las autoridades calculan en 12 la cifra de muertos aunque podrían ser más.
El primer ataque ocurrió a las 10.30 hora local (4 de la madrugada en Argentina) cuando cuatro hombres armados irrumpieron en el Parlamento, en pleno centro de Teherán, y asesinaron a siete personas, entre ellas un guardia de seguridad, y tomaron como rehenes a varios trabajadores del lugar.
A las dos horas de haber tomado el lugar, uno de los atacantes hizo estallar los explosivos que llevaba adosados a su cuerpo, según informó la televisión estatal iraní.
Tras este hecho, las puertas del Parlamento fueron cerradas por las autoridades, que no permiten la salida ni a los diputados ni a los periodistas allí congregados, lo que ha aumentado la confusión en torno a lo acontecido.
El grupo yihadista Estado Islámico indicó a través de un comunicado difundido por la agencia Amaq que fueron sus “combatientes” los responsables de los dos ataques perpetrados este miércoles por la mañana.
Tayebé Siavoshí, una parlamentaria consultada por la agencia de noticias Efe, declaró que la situación es muy confusa y delicada, al tiempo que negó que todo estuviera bajo control, como habían informado las autoridades.
Según la agencia semioficial ISNA, uno de los atacantes fue detenido en el Parlamento.
Un segundo ataque se produjo poco después en el emblemático mausoleo del iman Ruholá Jomeiní, fundador de la República Islámica de Irán en 1979. En el hecho, uno de los empleados del lugar falleció y cuatro peregrinos resultaron heridos, según la agencia Tasnim.
Dos de los agresores, uno de ellos una mujer, fueron detenidos por las fuerzas de seguridad, mientras que otros dos se inmolaron durante el ataque.
Previamente a estos atentados, una célula terrorista fue desarticulada en el país y sus miembros detenidos, según fuentes oficiales.
Este es el primer ataque de este tipo que se produce en Irán, cuyas autoridades han reforzado las medidas de seguridad en torno a los edificios oficiales como la sede de la Presidencia.