El primer ministro británico, Boris Johnson, conservó este lunes su puesto gracias al apoyo de una mayoría de diputados conservadores en la moción de censura interna sobre su liderazgo.
Sin embargo, el jefe del Ejecutivo, castigado por el escándalo de las fiestas en Downing Street durante la pandemia, sufrió un fuerte golpe al ver cómo 148 parlamentarios "tories" (de un total de 359) votaron por retirarle la confianza.
Más del 40 % del grupo parlamentario conservador votó en contra de su propio primer ministro, un castigo mayor del que sufrió su antecesora, Theresa May, en 2018, que sobrevivió a un voto de censura para terminar dimitiendo pocos meses después ante la presión del partido.
Los aliados cercanos del jefe de Gobierno trataron de matizar la derrota tras conocerse los resultados. "Este es un partido democrático. El primer ministro ha ganado. Marquemos una línea y centrémonos en trabajar", afirmó a los medios el ministro de Educación, Nadhim Zahawi.
"Satisfecha de que los compañeros hayan respaldado al primer ministro. Le respaldo al cien por cien", declaró la ministra de Exteriores, Liz Truss, considerada una de las principales aspirantes a suceder a Johnson si termina cayendo.
Entre los críticos con el líder conservador, el diputado Roger Gale avanzó que se continuará oponiendo a Johnson como líder de la formación pese a su victoria en la moción de censura.
Finalmente, Johnson seguirá en su cargo y no se pondrá en marcha un proceso interno para elegir al nuevo líder de la formación y jefe de Gobierno.
La creciente impopularidad del primer ministro, especialmente tras el escándalo de las fiestas en Downing Street que violaron las normas anti-covid (el llamado "Partygate"), ha llevado a que se convoque la moción.
El descontento se hizo tangible el pasado viernes, cuando la multitud reunida en torno a la catedral de San Pablo por la celebración del Jubileo de Isabel II abucheó a Johnson a su entrada al templo.