El singular animal
fue cambiado de zoológico en Malasia,
al considerar un funcionario que “fumar no es normal para ella”. Un fenómeno que también se ha dado
en otros países.
Una orangutana cautiva en un zoológico que era vista a menudo fumando cigarrillos proporcionados por los visitantes está siendo forzada a abandonar el hábito, dijo ayer un funcionario de fauna de Malasia. Funcionarios del gobierno sacaron la semana pasada a la orangutana Shirley de un zoológico estatal en el estado sureño de Johor, luego de considerar que ella y otros animales estaban viviendo en malas condiciones. Shirley está ahora aislada en otro zoológico en un estado vecino y será enviada más adelante a un centro de vida silvestre en Borneo. El director del zoológico de Melaka, Ahmad Azhar Mohammed, dijo que no se le están dando cigarrillos a Shirley porque “fumar no es normal para los orangutanes”. Nature Alert, un grupo de activistas basado en Gran Bretaña, le escribió a las autoridades malayas este año acerca de Shirley, diciendo que conservacionistas que visitaron el zoológico en Johor a menudo veían a visitantes lanzarle cigarrillos encendidos. Otros países como Sudáfrica y Rusia han reportado también casos de primates aprendiendo a fumar luego que visitantes hiciesen caso omiso a advertencias y les lanzasen cigarrillos.
Bajó de peso Comer entre horas es, junto con las patatas paja, lo que más engorda, como bien sabe Karl Lagerfield. De ahí que eso fuera lo que primero quitaron a Oshine, ‘la orangutana más gorda del Reino Unido’. Oshine, que vive confinada en el parque británico Monkey World, ha perdido 20 kilos tras la severa dieta a la que ha sido sometida en el centro, incluyendo la total eliminación de las chuches, gominolas y nubes que solía consumir. Oshine llegó al zoo simiesco de Dorset desde Sudáfrica, donde vivió como mascota durante 13 años, de ahí su obesidad: sus antiguos propietarios le consentían todo tipo de caprichos, amén de llevar un estilo de vida sedentario. A su llegada a Inglaterra, hace un año, la mona se convirtió en una celebridad, precisamente por culpa de su sobrepeso. Los cuidadores del Monkey Park sometieron a Oshine un severo régimen de frutas, verduras y ejercicio, exactamente igual que hacemos sus parientes, los humanos. El resultado puede verse en las imágenes: la orangutana ha pasado de 100 a 80 kilos, y todavía debería perder alguno más: su peso natural, según el IMC, debería ser 50 kilos, 60 siendo condescendientes. En los 11 meses que Oshine lleva ‘residiendo’ en Monkey Park su vida ha sufrido varios cambios importantes: además de la dieta vegetariana, la mona escala cada día una pared de 20 metros de altura. También es madre adoptiva, pues ha adoptado a un bebé orangután llamado Silvestre. Según relata en BBC el director del centro, “la vida de Oshine ha pegado un giro de 180 grados desde que llegó. Cuando entró tenía obesidad mórbida y corría un riesgo serio de sufrir ataques al corazón, trombos sanguíneos, tensión alta y diabetes”. Pero esto es sólo el principio. Los cuidadores pretenden ahora que Oshine pierda entre 20 y 30 kilos más, y pueda estar hecha una sílfide de cara a la ‘operación bikini’.