Un palestino de 54 años, identificado como Maher Atalla, murió hoy entrada la noche en un ataque aéreo de Israel contra la Franja de Gaza, un bombardeo que fue lanzado como respuesta a unos cohetes que cayeron en el sur israelí sin causas víctimas ni daños, informó el Ministerio de Salud palestino en ese territorio ocupado.
Otro palestino de 30 años había fallecido horas antes acribillado por Israel mientras protestaba en la frontera de Gaza con el sur de Israel contra Estados Unidos por reconocer a Jerusalén como capital israelí.
Manifestantes quemaron neumáticos y tiraron piedras a soldados israelíes, que respondieron con gas y balas de goma, en Hebrón, Ramallah, Belén y otras ciudades cisjordanas más pequeñas, luego de abandonar las mezquitas tras participar de las plegarias de los viernes, el día sagrado musulmán, informó el Ejército.
En Ciudad de Gaza, la mayor ciudad de la Franja de Gaza, miles de palestinos marcharon por las calles para repudiar a Trump y quemaron banderas estadounidenses e israelíes.
El Ejército israelí informó en un comunicado que se registraron protestas en 30 puntos de Cisjordania y la Franja de Gaza y dijo que seis personas fueron arrestadas.
En Gaza, un palestino de 30 años fue muerto por disparos de soldados israelíes cuando participaba de una manifestación cerca de la frontera con Israel en el este de la ciudad de Khan Yunis, informó el Ministerio de Salud de la región costera.
Otras 34 personas resultaron heridas de bala en la franja, la mayoría de ellas en la parte inferior del cuerpo, y una de ella se encontraba en estado de extrema gravedad, agregó el Ministerio en un comunicado.
En Cisjordania y Jerusalén, la Media Luna Roja dijo que atendió a más de 200 personas: 45 de ellas con heridas de bala de goma, tres por golpes y 162 por inhalación de gases lacrimógenos.
Organizaciones políticas palestinas habían llamado a realizar multitudinarias manifestaciones contra la decisión de Trump, mientras que el movimiento islamista Hamas, que controla Gaza, pidió el inicio de una “Intifada” o levantamiento contra Israel.
La decisión de Trump, y su orden de iniciar el proceso para trasladar a Jerusalén la embajada estadounidenses en Tel Aviv, rompen con décadas de política de Estado norteamericana y de garantías internacionales a los palestinos de que el status de la ciudad sagrada debe determinarse en negociaciones de paz con Israel.
Los palestinos quieren que la parte oriental de Jerusalén, o Jerusalén este, capturada por Israel en una guerra en 1967 y luego anexionada, sea capital de su futuro Estado. En Jerusalén este se sitúa la Ciudad Vieja, donde se encuentran algunos de los lugares más sagrados para el judaísmo, el islam y el cristianismo.
Aunque Israel dice que toda Jerusalén es su capital “única e indivisible”, la comunidad internacional no reconoce a Jerusalén este como parte de Israel, y todos los países del mundo, incluyendo a Argentina, tienen su embajada ante Israel en Tel Aviv.
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