La decisión de Maduro tuvo lugar tras el viaje a Caracas de altos funcionarios de Washington durante el fin de semana, lo que sorprendió tanto a allegados al presidente venezolano como a sus opositores.
"Nuestra posición, la posición de Estados Unidos con respecto a Venezuela, no ha cambiado", expresó Katie Tobin, asistente especial del presidente Joe Biden.
"Seguimos muy preocupados por las acciones de Maduro y seguiremos presionando a Maduro para que que haga los cambios que tanto se necesitan", expresó.
En los días siguientes a la reunión en Caracas se incrementó la presión para que Biden comience a levantar las sanciones a Venezuela, una política de la anterior administración republicana de Donald Trump para asfixiar a Maduro y que ha continuado el actual gobierno demócrata.
El viaje de los funcionarios estadounidenses a Venezuela tuvo lugar en momentos en que Washington ha implementado sanciones a Rusia que bloquean las importaciones de petróleo por la invasión a Ucrania.
Ese veto ha elevado los precios del combustible y se espera que tenga un impacto en la economía estadounidense, cuya inflación está en los mayores niveles en cuatro décadas. Tras las medidas contra Rusia surgieron especulaciones de que Biden estaría en negociaciones con Venezuela para importar petróleo desde allí, pero varios funcionarios lo han negado.
El gobierno estadounidense no ha ofrecido detalles de las conversaciones que lideró en Caracas Juan González, el responsable de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional. Aunque fueron liberados dos, hay aún ocho estadounidenses arrestados en Venezuela.
En Venezuela los sectores más combativos de la oposición criticaron a Biden por la reunión en Caracas, al igual que sus aliados en Estados Unidos. Otros, en cambio, esperan que la reunión sea el inicio de un acercamiento entre ambos países.
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