Nahuel Martino es oriundo de Chivilcoy, tiene 28 años y fue el instructor de Rocío Gómez, la turista argentina de 39 años que murió tras un “bautismo” de buceo en la isla Koh Tao, al sur de Tailanda.
En un extenso descargo a través de Facebook, el joven explicó por qué no había hablado antes y aseguró que “no soy un asesino”.
"No hablé antes porque no podía. Desde ese momento, tengo un nudo en la garganta. Estoy hundido en una tristeza que nunca había sentido antes. Lo que ocurrió no solo se llevó la vida inocente de Rocío, también una parte mía ha muerto para siempre", comenzó con su descargo Martino.
"Cumplí con el protocolo de siempre. Di una clase teórica de 40 minutos y expliqué el funcionamiento del equipo. Antes de saltar al agua, volví a mencionar las indicaciones e hicimos un chequeo. Al primer buceo tanto Rocío como las dos personas que nos acompañaban lo superaron. Fue perfecto. Es más, ella me agradeció mucho y me dijo que estaba en una etapa de su vida donde se estaba proponiendo hacer cosas nuevas y se estaba desafiando a sí misma. Me dio un abrazo que nunca olvidaré", dijo.
Luego, detalló que fue en el segundo buceo, que duró poco más de media hora, cuando ocurrió el accidente. De acuerdo a lo que dijo, en el medio del bautismo Rocío quiso subir y le dijo que le había agarrado un ataque de risa, pero cuándo él le consultó si quería seguir, ella respondió que sí.
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Sin embargo, al terminar el segundo dive, cuando volvían al barco, Rocío no estaba. "Les pregunté a mis alumnos donde estaba y me dicen que no la vieron. Volví a hacer el recorrido en sentido contrario y no la encontré. Ascendí con mis otros dos alumnos y di aviso al barco. Pregunté si vieron burbujear cerca mío, me dijeron que sí y fui a ver si era ella. No era. Cuando volví, vi a un compañero arrastrando a Rocío hacia el barco. La encontró sin el regulador en la boca en el fondo del mar, a unos 6 metros de profundidad. Mi equipo le realizó primeros auxilios junto a dos médicos", agregó.
Luego habló de lo que creyó que pasó tras la muerte de la argentina. "Me pregunto todos los días qué fue lo que sucedió. Yo creo que siguió a otro grupo que nos cruzamos bajo el agua aunque no puedo afirmarlo. Es el mar. El buceo es una actividad de riesgo. Siento la responsabilidad. No soy un asesino como dijeron en las redes sociales, es muy fácil agredir detrás de una computadora. Lamento muchísimo lo ocurrido, estoy destruido. Nunca me oculté y estoy a disposición de los familiares", afirmó.